TEMPLO GARNI

El Templo de Garni es considerado, con razón, una joya de la arquitectura helenística. El Rey Tiridate I habría emprendido su construcción en el 77, a su regreso de Roma, donde el Emperador Nerón, su señor que lo había coronado, le había garantizado su ayuda para esta gran obra. Construido sobre un podio al que se accede por escalones, el Templo del Sol, orientado al norte, es una elegante construcción rectangular de basalto gris rodeada por 24 columnas de orden jónico romano y precedida por un frontón. El sobrio interior consiste en una habitación con una bóveda de cañón con una abertura que debe haber estado vinculada al culto del dios del sol Mithra, que estaba muy de moda en Oriente y en Roma en ese momento. Las cornisas y capiteles, los artesonados y los arquitrabes están ricamente decorados, al estilo imperial romano, pero con variaciones locales, que se pueden encontrar en algunos de los motivos tallados, que representan leones, por ejemplo. A pocos metros están las ruinas del palacio, de las cuales los baños, que revelan una cadena de cuatro habitaciones, son el elemento mejor conservado. Hay un suelo de mosaico (siglo III) que representa figuras del océano y el mar, rodeado de inscripciones en griego y varios seres míticos, como náyades montadas en delfines, peces y otras figuras marinas que son bastante inusuales en este mundo montañoso. La columnata se derrumbó por un terremoto y se volvió a montar con las piedras originales en la época soviética.