Imagine sumergirse en la "Nueva York de la Edad Media". Esta pequeña ciudad medieval flamenca revela la magia de su arquitectura y su rica historia en cualquier época del año. Ultraturística cuando hace buen tiempo, su única posibilidad de escapar de las multitudes será visitarla en otoño o invierno. En cualquier caso, Brujas es sorprendentemente tranquila y apacible, y vive al ritmo de los disciplinados peatones y ciclistas que cruzan sus calles. Los coches son tan discretos aquí que parecen incongruentes en este flamante escenario del siglo XIV. Las calles adoquinadas se llenan del alegre clop-clop de los caballos que tiran de los coches de caballos, un medio de transporte turístico y romántico a la vez, que también hace las delicias de los más pequeños. No dude en perderse, alejarse de los caminos trillados y callejear, ya que las pintorescas casas en medio de los canales son muy fotogénicas.