MUSEO ARQUEOLÓGICO DE DURRËS

Dedicado a la historia de la ciudad, especialmente a la Antigüedad, griegos y romanos, se trata del museo de arqueología más grande de Albania. Pero su propia historia podría considerarse un milagro. En primer lugar, Durrës nunca ha sido objeto de excavaciones a gran escala, aunque es la ciudad más antigua del país, habitada desde hace 6000 años. De hecho, la mayoría de los objetos expuestos aquí han sido descubiertos por casualidad en obras de construcción o por campesinos que trabajaban los campos. Una parte de las colecciones desapareció después de los saqueos realizados durante la guerra civil de 1997. El antiguo museo, creado en esta misma ubicación en 1973, fue víctima de actos vandálicos y tuvo que demolerse. Por último, los objetos supervivientes se vieron amenazados por filtraciones de agua salada. El nuevo museo, abierto en 2002, se tuvo que cerrar a los cinco años. Prevista para 2011, la reapertura tuvo lugar en 2015 debido a graves complicaciones técnicas y financieras. Aunque la primera planta, dedicada al período bizantino, siempre está cerrada, hay que medir hasta qué punto vale la pena visitar este simple y bonito museo. Las salas de la planta baja (Antigüedad griega, período helenístico y período romano) se benefician de una presentación relativamente cuidada con paneles explicativos en albanés e inglés, claros y bien diseñados.

Figuras votivas. Son la parte más rica del museo. Hechas de terracota, datan del siglo IV al siglo II a. C. y fueron descubiertas al noroeste de la ciudad, en Daüte, en la década de los setenta. Desde 2002, el museo trabaja en colaboración con un equipo de investigadores franceses para proteger las miles de estatuillas (se extrajo casi una tonelada de la tierra) y analizarlas. Parece que principalmente son representaciones de Afrodita. Aunque ningún templo se ha dedicado a la diosa griega del amor, parece que su culto se desarrolló aquí de forma notoria. Incluso perduró, ya que el poeta romano Catulo describió Dyrrachium (Durrës) en el primer siglo de nuestra era, como un gran santuario dedicado a Venus, el equivalente romano de la diosa Afrodita.

Colección numismática. La ciudad empezó a emitir su propia moneda, a partir del siglo IV a. C., cuando se liberó del yugo de Corinto. Hasta entonces se llamaba Epidamne (Επίδαμνος/Epídamnos), que cambió de nombre para convertirse en Dirraquio (Δυρράχιον). En las monedas se encuentra la abreviatura «ΔΥΡ». Perduró a lo largo del período romano, ya que el nombre de la ciudad se latinizó a Dyrrachium y se conservó el alfabeto griego. Casi todas llevan el símbolo de la ciudad al otro lado: la vaca que amamanta a un ternero arrodillado. A veces estos dracmas estaban marcados con la palabra «ΜΕΝΙΣΚΟΣ» (meniskos), término griego que significa «círculo de luna» y ancestro de la palabra «moneda».

Período romano. Esta sección también es prolífica. Encontramos un fragmento de la Via Egnatia, los fragmentos de un fresco de baño privado descubiertos en la construcción de una torre moderna, además de tumbas (stelae). Entre ellas, la de Quintus Dyrracimus Phileros, donde se puede ver una mezcla de nombres de origen griego y romano y una identificación de los habitantes de su ciudad. Por último, una pequeña decepción, la entrada del museo está guardada por una estatua de Gaia, la diosa griega de la Tierra. En este lugar, debía figurar como el descubrimiento arqueológico más famoso de Durrës, el mosaico de la «Bella de Durrësi» (siglo IV a. C.). Pero durante la reapertura del museo en 2015, finalmente se decidió conservar esta obra maestra en el Museo Nacional de Historia, en Tirana.