2024

OBSERVATORIO DE ULUGH BEG

Museo de historia y ciencias naturales
4.3/5
3 opiniones

Desgraciadamente, queda tan poco que ver de este famoso observatorio que algunos lo pasarán por alto, lo que sería un error, puesto que tan solo la visita a la parte subterránea donde se encuentra el sextante gigante ya merece la pena: se trata de un arco de once metros de largo revestido de parapetos de mármol en los que se indican los grados. Perdido en la memoria, el emplazamiento del observatorio fue redescubierto a principios del siglo XX por Vyatikine, un maestro de escuela aficionado a la arqueología, y cuya tumba puede verse a la entrada del yacimiento. Ulugh Beg fue un erudito, tanto poeta como matemático, y era considerado uno de los más grandes astrónomos de su tiempo. Aunque los telescopios eran todavía desconocidos en esa época, escribió un catálogo astronómico que enumeraba las coordenadas de más de mil estrellas. Pudo determinar el ciclo de rotación del planeta Saturno, así como la duración del año estelar con menos de un minuto de error. Pero su hijo, aliado con fanáticos religiosos, acabó con su obra asesinándolo en 1449. No contentos con hacer desaparecer a un hombre de ciencia que se atrevía a hablar de la existencia de Dios con sus alumnos, los fanáticos destruyeron sus logros y, sobre todo, el más irrespetuoso de todos ellos: el observatorio que albergaba el sextante más grande del mundo: de 90°, mientras que los sextantes habituales son de 60°. El edificio, de planta circular y 45 metros de altura, tenía tres niveles con paredes decoradas con frescos que contaban la historia de las estrellas y del sistema solar. Las descripciones de la época nos hacen lamentar amargamente su destrucción.
La museografía ha sido reelaborada de forma que el museo ha ganado en iluminación y en mejoras todo lo que ha perdido en cuanto a sus colecciones. Hay menos objetos relacionados con la astronomía que en el antiguo edificio; en particular, el techo con la bóveda celeste y las mesas de astronomía de Ulugh Beg se han eliminado para centrarse en unos pocos objetos de la época timúrida de escaso interés. La gran pintura mural que representaba la vida de Ulugh Beg, y en particular su asesinato a manos de su propio hijo, ha sido reemplazada por dos escenas más apropiadas y que están en consonancia con la historia oficial, para la que un parricidio no tiene cabida en un museo.

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