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Samarcanda, Uzbekistán Ver en la mapa
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Al igual que Gengis Kan, Tamerlán quería ser enterrado sobriamente: «Solo una piedra con mi nombre», había dicho, y su tumba estaba preparada en una cripta de Shahrisabz, su ciudad natal. Pero la historia decidió otra cosa.

En 1401, Muhammad Sultan, nieto predilecto de Tamerlán, encargó la construcción de un complejo arquitectónico con cuatro minaretes, que comprendía un patio interior bordeado por cuatro iwán y presidido por una madrasa al este y una khanqah al oeste. La madrasa estaba dedicada a la educación de los hijos de familias nobles destinados a trabajar en la administración. La khanqah, residencia de los derviches, albergaba también una mezquita (pueden verse restos de los cimientos). Admire el portal ricamente decorado, que lleva la inscripción persa: «Construido por el débil esclavo Mohammed, hijo de Mahmud, de Isfahán».

Cuando en 1403 el joven Muhammad Sultan murió durante una campaña en Persia, Tamerlán mandó construir este mausoleo, el más bello que existe, para el hombre en el que había visto a su sucesor. Cuando se terminó la primera cúpula, Tamerlán la consideró demasiado pequeña, la mandó demoler y ordenó la construcción de una nueva, más grande, que se terminó en menos de dos semanas. Ruy Gonzales de Clavijo relata como los obreros trabajaban día y noche, y describe al propio Tamerlán acudiendo a supervisar las obras, enfermo y en cama. En febrero de 1405, Tamerlán también murió y su cuerpo, embalsamado con almizcle y alcanfor, fue enterrado temporalmente y en secreto en la khanqah junto a su nieto.

No fue hasta cuatro años más tarde, una vez resueltas las luchas sucesorias, cuando los restos reales fueron trasladados a la cripta del mausoleo. En esta ocasión, también fue enterrado el maestro espiritual de Tamerlán, el jeque Mir-Said-Bereke y, más tarde, otros timúridas, entre ellos dos de los hijos de Tamerlán, Shakhrukh y Miranshakh, así como su nieto Ulugh Beg, que trajo de Mongolia el bloque de nefrita que cubre la tumba de Tamerlán y rodea las lápidas mortuorias.

El edificio es grandioso. En la cúpula exterior, de 32 m de altura, una inscripción sufí reza: «Alá es el único Dios y Mahoma es su profeta» Sobre este tambor descansa una cúpula de 12,50 m de altura y 15 m de diámetro, formada por sesenta y cuatro nervaduras de mayólica azul salpicadas de rombos amarillos y azules. El interior del mausoleo es aún más suntuoso: primero el verde translúcido de las paredes de ónice, realzadas en su día por decoraciones de oro y lazurita, y después las inscripciones coránicas azules y doradas de la parte superior.

¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.


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muléo
Visitado en mayo 2017
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très beau monument à la gloire d'amir timour et de sa famille. nous avons eu la chance de le visiter avec un guide passionné et passionnant. l'intérieur est tout simplement à couper le souffle
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