MUSEO OYBEK DE LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS DE UZBEKISTÁN
El antiguo Museo Lenin se convirtió en el Museo de la Historia de los Pueblos de Uzbekistán en 1995. La propia estructura soviética alberga más de 2000 metros cuadrados de una apasionante colección que hará las delicias de los amantes de la Prehistoria, pero también de la historia antigua, medieval o contemporánea.
El recorrido comienza en las salas dedicadas a la Edad de Piedra, con los hallazgos encontrados en numerosas excavaciones realizadas por todo el país. En particular, destaca el rostro reconstruido de un niño Neandertal, descubierto en la década de 1940 en Teshik Tash, en el Surkhan Daria, por el arqueólogo soviético Gerasimov. Le siguen algunas reconstrucciones de escenas de la vida de la época basadas en los hallazgos de las excavaciones de los dos yacimientos más antiguos de Uzbekistán: Djarkutan (siglo XIX a. C.) y Sapalli Tepe (siglo XVII a. C.), ambos situados en la provincia de Surkhan Daria.
A medida que se avanza en el tiempo se llega a una reconstrucción del templo zoroastriano de Qoy Qirilgan, especialmente interesante para aquellos que hayan visitado sus ruinas en Corasmia. Ahora se cree que esta región pudo haber sido el lugar de nacimiento de la religión de Zoroastro.
Un gran espacio está dedicado a las conquistas de Alejandro Magno en Asia Central. El conquistador griego construyó no menos de cinco Alejandrías en la región, la última de las cuales, al borde mismo de su imperio, estaba en Juyand, actualmente en Tayikistán.
También se detallan los resultados de las excavaciones de Kok Tepe, uno de los yacimientos arqueológicos más grandes de Uzbekistán y la segunda capital de Sogdiana después de Samarcanda. En particular, verá la sepultura de una princesa de la tribu de los sacas y una gran cantidad de adornos y botones de oro.
Conocerá igualmente los tesoros descubiertos en Kara Tepe y Fayaz Tepe, los yacimientos budistas cerca de Termez. Los budas de oro y cerámica dan una idea del esplendor que reinaba en estos sagrados monasterios en el siglo I.
Después de la exposición dedicada al periodo kushán, el visitante solo puede quedar fascinado por el gran fresco de Varakhsha (este es el original), que representa a un príncipe sogdiano montado sobre un elefante blanco, atacado por dos leopardos durante una partida de caza.
Le siguen los departamentos consagrados a las dos edades de oro de Uzbekistán: la época samaní y el periodo timúrida. En ellos se exhiben piezas dedicadas a los grandes científicos de la época (Al-Bujari, Al Termezi...) y reconstrucciones de edificios como la espléndida maqueta de la mezquita de Bibi Khanum en Samarcanda.
La segunda planta del museo está dedicada a la invasión rusa y a los esfuerzos bélicos de Uzbekistán para ayudar al hermano mayor ruso en su Gran Guerra Patria, el nombre que dieron los soviéticos a la Segunda Guerra Mundial.
La exposición concluye con una mirada al periodo contemporáneo, con algunas fotografías de los atentados perpetrados en Taskent por el Movimiento Islámico de Uzbekistán en 1999-2000 e imágenes de los principales logros técnicos, industriales o políticos del país desde su independencia.