Guía de viaje Taskent

Tashkent es un universo inesperado, heterogéneo y cosmopolita. La misma reconstrucción soviética que siguió al terremoto de 1966 se codeó con los antiguos barrios históricos de Chorsu, puntuados por nuevos y prestigiosos edificios, todos de mármol y dorados, que pretenden ser el escaparate de la riqueza del país. Entre las dos hay una ciudad dentro de la ciudad, la ciudad de Tashkent, reservada a los oligarcas y a la parte más rica de la población, como las arcas o ciudadelas, las antiguas ciudades de Sogdiana. La ciudad sigue siendo la locomotora económica de Uzbekistán, junto con el Valle de Ferghana. Ya en la época soviética, Tashkent era la "querida" de Moscú, que la había convertido en su base en la región. Metro, aeropuerto internacional, universidades, industrias metalúrgicas, aeronáuticas, químicas, textiles... No tiene nada de turístico y, por supuesto, la ciudad es sólo una corta parada en la mayoría de los tours turísticos organizados.A primera vista, una de las paradas más antiguas de la Ruta de la Seda parece no merecer más que un día corto. Sin embargo, Tashkent es una ciudad que a la larga puede ser domesticada y resulta muy agradable para vivir. Las nuevas direcciones de bares y restaurantes, que se multiplican gracias al pequeño viento de libertad que sopla sobre el país desde la muerte del Presidente Karimov, han dado a la capital uzbeka la dimensión moderna y agradable de la que ha carecido hasta ahora. Esto ha ido unido en los últimos años a la aparición de una escena cultural joven, abierta y dinámica que ofrece una reinterpretación contemporánea de un modo de vida tradicional. Además, esta etapa hasta ahora descuidada debería convencer a más y más gente curiosa, dispuesta a codearse con una imagen diferente del país.