Cementerios y monumentos conmemorativos para visitar Cracovia

Este curioso montículo de 34 metros de altura, cubierto de hierba y rodeado de un anillo de edificios de ladrillo, fue construido en el siglo XIX en honor a Tadeusz Kościuszko, héroe de la lucha por la independencia. Hoy en día es un lugar popular para pasear y un excelente mirador. En un día claro, se pueden ver los picos de los Tatras, que están a 100 km de distancia. A sus pies, la pequeña capilla de Santa Bronislawa alberga un museo dedicado a Tadeusz Kościuszko.

En la Rynek, entre la Sala de los Paños y la Iglesia de Nuestra Señora, se encuentra esta estatua de bronce del poeta romántico, obra de Teodor Rygier, inaugurada en el centenario del nacimiento de Mickiewicz en 1898. Encaramado a un pedestal, está rodeado de cuatro figuras alegóricas que simbolizan la poesía, el patriotismo, la educación y el heroísmo. Es el lugar de encuentro favorito de los ciudadanos de Cracovia y el punto central del mercado de Navidad.

Al final de la calle Grodzka, antes de llegar frente al Wawel, esta cruz de madera, instalada en 1990, conmemora la memoria de las víctimas de la masacre de Katyn en 1940, cuando 22.000 oficiales y directivos polacos fueron asesinados por orden de Stalin y sus familias deportadas a Kazajistán. A pesar de las pruebas, las autoridades comunistas creyeron que se trataba de una atrocidad nazi y no fue hasta la caída de la URSS que Boris Yeltsin reconoció la responsabilidad de Moscú.

Es el montículo más nuevo de Cracovia y el más alto de Polonia. Se erigió en honor del mariscal Józef Piłsudski tras su muerte en 1935 utilizando tierra de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Se encuentra a 1 km al norte del zoo. También se puede llegar siguiendo el camino marcado desde el montículo de Kościuszko. Fue objeto de una verdadera batalla conmemorativa: los nazis pensaron en arrasarlo en 1941 y los comunistas quitaron la cruz de su cima.