JARDÍN BOTÁNICO
Una visita al jardín botánico es una buena combinación con Nymphenburg: 19.000 especies de plantas conviven en más de 22 hectáreas.
Cuando el Jardín Botánico de Múnich está en plena floración, es casi como estar en un cuento de hadas. La fragancia que llena los jardines cuando las rosas están en flor es especialmente cautivadora. El sonido de los insectos y el canto de los pájaros llenan el aire mientras las ranas chapotean en los estanques entre los nenúfares. En el interior de los invernaderos, las palmeras, las orquídeas, los cactus y las mariposas permiten a los visitantes disfrutar de un momento de verano, incluso en pleno invierno. Pasear por el paraíso verde es como dar la vuelta al mundo. Este jardín botánico se construyó entre 1909 y 1914. Ocupa 22 hectáreas y cuenta con unas 19.600 especies vegetales. La rosaleda (al aire libre) y la Palmenhaus (casa de las palmeras), que alberga numerosas plantas tropicales, son dos visitas obligadas. Si tiene suerte, se cruzará con científicos, ya que el jardín botánico también se utiliza para la investigación, por ejemplo para estudios fenológicos (estudios de los periodos de floración y fructificación de las plantas). El jardín es también un lugar de formación o perfeccionamiento para los jardineros. Por último, los insectos están en el paraíso aquí, con especies de abejas y muchos otros insectos que encuentran un refugio tranquilo a pocos pasos del ajetreo de la ciudad. Se dice que 350.000 visitantes del género Homo sapiens acuden cada año al Jardín Botánico de Múnich, lo que lo convierte en uno de los más visitados de Alemania.