CRÁTERES LAKI (LAKAGÍGAR)

En Vatnajökull se alza una hilera de 135 cráteres, una monstruosa cicatriz de 25 km de longitud que recorre el suroeste y el noreste. Este es el lugar de una de las erupciones más mortíferas de Islandia.

La famosa erupción de 1783 tuvo graves consecuencias: no sólo provocó grandes cambios en el paisaje del sur de Islandia, sino que, sobre todo, causó hambruna debido a la desaparición del ganado: el 80% de las ovejas, el 75% de los caballos y el 50% de las vacas resultaron envenenados por los gases tóxicos. Siguieron las epidemias.

Las consecuencias fueron desastrosas en muchos sentidos, sobre todo teniendo en cuenta el carácter aislado de la isla. La erupción provocó indirectamente la muerte de una cuarta parte de la población de Islandia. Se calcula que la nube de ceniza creada por la erupción fue responsable de las malas cosechas en Francia y una de las causas de la Revolución de 1789

Dentro del yacimiento, una pista recorre el lado oriental de la hilera. Un sendero asciende hasta la cima del Laki (818 m), desde donde se divisa el yacimiento. Los cráteres en sí son magníficos; algunos forman lagunas, otros están alfombrados de musgo.

Al tratarse de un lugar protegido, no está permitido acampar. Si desea quedarse más de un día, deberá ser lo suficientemente autosuficiente como para acampar fuera del lugar. Atención: el musgo es frágil, por lo que es importante seguir las pistas y evitar pisarlo. Se aconseja a los viajeros motorizados que consulten las normas de circulación antes de entrar en la zona.

Entre los numerosos vestigios de esta erupción, también se pueden encontrar antiguos campos de lava, como el de Eldhraun, que son a la vez recuerdos y vestigios de la naturaleza volcánica e impredecible de la isla.