MUSEO-RESERVA TSARITSYNO
Esta finca, con su castillo, el capricho de la emperatriz que nunca se terminó antes de su rehabilitación en 2007, y su museo, es uno de los lugares más extraños y atractivos de la capital. No dude en pasar una tarde allí, tanto en verano como en invierno, cuando la nieve ofrece un paisaje magnífico (y en el periodo de las iluminaciones, se vuelve simplemente excepcional). La historia de este dominio es bastante interesante. Un día, durante su visita a Moscú, Catalina II quedó maravillada por la belleza de este lugar y tomó posesión de él. Un año después, en 1776, V. Bajenov, uno de los mejores arquitectos de la época, inició la construcción de un palacio y un parque. Todos los edificios debían construirse en estilo oriental y las obras duraron diez años. El día que Catalina quiso ver su nueva finca... desagradó tanto a la emperatriz (posiblemente por los signos masónicos de las fachadas) que ordenó su demolición. Una vez demolido el palacio de Bajenov, se ordenó la construcción de un nuevo palacio a M. Kazakov. Estaba casi terminada cuando Catalina murió en 1796 y quedó inconclusa. En los siglos siguientes se construyeron otros edificios en el parque, sin llegar a tocar la enorme estructura del centro. No fue hasta el siglo XIX cuando se emprendieron las obras para completar finalmente el enorme palacio imperial que deseaba Catalina.
Hoy en día, es una mezcla de todos estos patrimonios lo que se puede admirar en el parque.
Le château en lui même il y a plusieurs type de tickets un pour le palais et la maison du pain J'ai fait le palais mais pas le deuxième Pour le palais rien a dire c 'est joli mais la visite n'est pas facile car le sens de visite est mal indiqué Ne pas hésiter à explorer et voir où cela vous mènera