CAMPOSANTO

A menudo olvidado por los visitantes de la Plaza de los Milagros, el cementerio de estilo gótico de Camposanto también contiene su propio conjunto de símbolos. Empecemos con una breve historia: el Camposanto fue el último monumento erigido en esta famosa plaza y su larga pared de mármol delimita su cara norte. Fue fundada en 1277 para albergar las numerosas tumbas diseminadas alrededor de la catedral. A partir del siglo XVI, este cementerio albergó las tumbas de los más prestigiosos profesores del Ateneo de Pisa, así como de miembros de la familia Médicis, que entonces dominaban la ciudad. El 27 de julio de 1944, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, una granada cayó al techo. Se produjo un incendio y el plomo del marco quedó incrustado para siempre en el suelo de mármol de las lápidas.

Las arcadas parecen jugar con el viento, como si los arquitectos hubieran querido permitir que los espíritus vinieran a visitar el lugar de vez en cuando. Frescos del siglo XIV, la mayoría de ellos de dos grandes artistas de la época, Francesco Traini y Bonamico Buffalmacco, han sido restaurados regularmente y decoran algunas de las paredes interiores de este cementerio, que se asemeja a un enorme y noble claustro. En la capilla de Ammanatti no pueden faltar los frescos especialmente bien conservados del Trionfo della Morte, pintado en el siglo XIV por un artista anónimo, que inspiró a Franz Liszt para componer Totentanz, así como, en la parte posterior de la sala, el ciclo del Antico Testamento de Benozzo Gozzoli (1420-1497).