BOSQUE DE PINOS
Detrás del hipódromo y del Museo Nacional, rodeado por un gran muro, se encuentra el bosque de pinos, plantado por el emir Fakhreddine. El "bosque de pinos de ensueño", descrito por Lamartine durante su viaje a Oriente, trata ahora de sobrevivir lo mejor posible en medio del polvo y la contaminación. Un programa conjunto de la región de Île-de-France y la ciudad de Beirut permitió su reurbanización en 1995. Reservado durante mucho tiempo a los occidentales y a las personas con permiso, el bosque de pinos está en el centro de un embrollo legal como sólo el Líbano es capaz de crear. Después de una lucha de varios años, un grupo de habitantes había logrado abrir el parque a todos en 2016. El fin de una absurda discriminación, pero sobre todo una importante victoria para la salud de los habitantes de Beirut: el número de espacios verdes en Beirut se limita a una proporción de 0,8 metros cuadrados por habitante (cuando la OMS recomienda 9...). Y luego, en 2017, el municipio decide volver a cerrar el bosque de pinos: un parásito atacaría los árboles y las autoridades temen un contagio. Si la epidemia era real, esta decisión podría haber ocultado la malversación de bienes raíces: se dieron permisos de construcción en zonas protegidas del parque. Esto reavivó la ira de los habitantes, que organizaron regularmente sentadas y manifestaciones para salvaguardar el pulmón verde de la capital libanesa. Los árboles han sido tratados desde entonces, y el parque está finalmente abierto al público. Perfecto para un paseo por los pasos de Lamartine.