BASÍLICA DE SAN PETRONIO

Esta iglesia dedicada al patrón de la ciudad es una de las más bellas creaciones de la arquitectura gótica italiana. Su construcción comenzó en 1390 y no se completó hasta 1659. El reto que se propusieron los boloñeses fue convertirla en la mayor basílica del mundo. El Papa, incapaz de tolerar la idea de que en Bolonia hubiera una basílica más grande que la iglesia de San Pedro de Roma, ideó la sutil maniobra de ofrecer una nueva ala a la Universidad de Bolonia, situada justo al lado de la basílica, una forma indirecta para bloquear la extensión de su construcción. La fachada quedó sin terminar; solo el nivel inferior se ha revestido con piedra blanca de Istria y mármol rosa de Verona. El portal central está decorado con bajorrelieves de Jacopo della Quercia. En el interior, uno se siente fascinado por la inmensidad del espacio de estilo gótico y por el meridiano dibujado en el suelo en 1655. Cada 21 de junio, a las 13.16 h, señala el inicio del solsticio de verano boloñés cuando los rayos del sol iluminan el signo de Cáncer. También se pueden admirar las veintidós capillas pertenecientes a las familias donantes de la época, decoradas con pinturas. La cuarta por la izquierda está decorada con frescos de Giovanni da Modena (1410-1415) que representan escenas de la vida de san Petronio, una Adoración de los Magos, el Paraíso y el Infierno. Entre los condenados se encuentra el profeta Mahoma, por lo que la basílica fue objeto de ataques terroristas, afortunadamente frustrados, en 2002 y 2006. Sobre el altar mayor se encuentra el órgano más antiguo de Italia.