Qué ver y hacer Jokkmokk

Un museo muy bien diseñado sobre las montañas suecas y el pueblo sami. De hecho, Jokkmokk es el centro de la cultura sami sueca, por lo que es natural que el museo presente la Laponia sueca y, por supuesto, la cultura del pueblo sami. Descubrirá todos los aspectos de la vida de este pueblo a través de ocho salas: artesanía, costumbres, tradiciones, folclore, historia, modo de vida... Recuerde pedir la guía explicativa disponible gratuitamente en la entrada ya que los textos están en sueco dentro del museo. El nombre Ajtte significa «granero» en la lengua sami.

Se trata de una hermosa galería que expone y vende artesanía sami. El lugar desarrolla constantemente nuevos proyectos para dar a conocer a los artesanos sami y sus habilidades. Recientemente, se ha puesto en marcha un proyecto que combina la gastronomía y la artesanía sami, y que pretende rendir homenaje a las personas que perpetúan las tradiciones ancestrales y que continúan desarrollando sus conocimientos y artes. Merece la pena visitarlo. Junto a la galería hay un restaurante y una tienda, donde podrá hacer algunas compras antes de irse.

Construida en 1889, esta iglesia blanca coronada por un tejado verde pálido es bastante inusual en la zona. Parece un castillo de cuento de hadas. La arquitectura es de inspiración gótica, pero el interior es un modelo de sobriedad, todo un contraste. La pintura sobre el altar, por otra parte, no es nada corriente: cabe decir que la Última Cena que representa a Cristo rodeado de los Apóstoles es muy moderna, lo cual es sorprendente. La visita merece la pena.

Construida en 1753, fue completamente destruida por un incendio en 1972 y reconstruida de forma idéntica. El interior está decorado con los colores sami: azul, rojo y amarillo. El edificio de la iglesia es un octógono alargado de una sola planta y techo abovedado. Alrededor de la iglesia se ha construido un muro cortina al estilo del que existía en el siglo XIX. Las cruces, las lámparas de araña y la pizarra de himnos de la iglesia están hechos de madera procedente de la iglesia dañada por el fuego.

A pocos metros del Museo Ajtte, el jardín se centra principalmente en la flora de montaña de los alrededores. Se puede pasear por los senderos, disfrutar del paisaje y descubrir flores raras de maravillosos colores. El jardín está muy cuidado y los jardineros intentan recrear pequeños ecosistemas de montaña en los parterres. También se aborda la etnobiología, que describe cómo utilizan las plantas silvestres los habitantes del Norte .