PARQUE NACIONAL DE KOMODO

Los dragones de Komodo son grandes lagartos monitor. Miden entre 1,80 y 3 m de longitud, pesan hasta 150 kg y están armados con terribles garras. Hace mucho tiempo, sus lenguas de color rojo anaranjado hicieron creer a algunos que eran dragones que escupían fuego. Los lagartos de Komodo son animales despiadados y carnívoros, capaces de hacer trizas cualquier cosa. De hecho, la principal característica de este encantador habitante de las islas son sus dientes. Los dragones no son testigos de la prehistoria. Esto no es una película de Spielberg Y aunque tienen un parecido asombroso con los dinosaurios, en realidad son sólo primos lejanos. El varanus komodoensis es el mayor de los lagartos. En Komodo, el lagarto monitor se llama Ora, por una princesa Manggarai, Ular naga, el dragón serpiente, o buaya darat, el cocodrilo de tierra.

Excelente nadador, puede sumergirse hasta 5 metros de profundidad y alcanzar una velocidad máxima de más de 20 km/h. Además, una sola mordedura de este lagarto puede ser mortal. Además, un solo mordisco de esta bestia es suficiente para envenenar a su presa hasta la muerte: sus mandíbulas están repletas de bacterias que infectan rápidamente la herida, y todo lo que la víctima tiene que hacer es esperar pacientemente a que el veneno haga efecto. Los gustos de los carnívoros son refinados: prefieren la carne descuartizada. Los dragones incluso desentierran cadáveres para alimentarse. Los nativos han tenido que trasladar los cementerios lejos del territorio de los dragones.

Estas criaturas no son precisamente buenas compañías. Pueden oler la sangre a kilómetros de distancia, es decir, en toda la isla, que está repleta de dragones.

Las bestias son peligrosas, y se recomienda encarecidamente a las mujeres que no visiten la isla durante su periodo de menstruación, ya que no pasarán desapercibidas... Sin embargo, que no cunda el pánico; sólo un turista ha sido víctima de un Komodo, y fue en... 1975. El periodista suizo se aventuró en la isla sin avisar a nadie; los guardas sólo se dieron cuenta de su intrusión cuando descubrieron su barca vacía y una cámara abandonada. El hombre y sus restos nunca fueron encontrados. Conclusión: ¡no se separe de su guía! Los guardas son muy competentes y conocen bien a los animales. Van armados con un simple palo, que utilizan para repeler a los dragones; si se acercan, les golpean en la punta del hocico, la única parte del cuerpo que es sensible. Así que no se preocupe: aunque estos animales pueden ser muy peligrosos, elegirán presas mucho más fáciles.