JOACHIM TOZE : LE PETIT VIEUX AUX ALLUMETTES
Quizás te encuentres una noche en la terraza de un maquis, el honorable Padre que vende, cuidadosamente presentado en su pequeño maletín, un surtido de paquetes de cerillas recubiertas de palos de colores. Estas modestas muestras a los acabados impecables y a los tonos tornasolados no son más que un pequeño resumen del gran talento de Joachim, infatigable trabajador que no puede decir su edad exacta ni la fecha exacta a la que llegó en Costa de Marfil. En su taller de Abobo con aspecto de tapiz de otra edad, se telescopian en una multitud de objetos heteróclitos entrecruzados en un equilibrio precario los recuerdos de las diferentes vidas que ha llevado a cabo y los vestigios de las profesiones ejercidas: tipografía, decorador de interiores, masón… y más recientemente, artesano que trabaja el palo con una felicidad y una aplicación sin fisuras. Por unos precios irrisorios, Joachim consigue albornoces, bolsas, botes de viaje, de aseo o de lápices, y, por supuesto, mil y una caja de cerillas que forman un vibrante mosaico de cajas simples o compartimentadas en su plan de trabajo. Cada noche, enmarca su antigua bicicleta y recorre la larga distancia separando a Abobo de los bellos barrios para ir a explorar las terrazas de la capital hasta la medianoche, con la esperanza de recoger una receta que le permitirá comprar la materia prima para ampliar el abanico de sus creaciones y crecer poco a poco. Muy sinceramente, sus cajas de cerillas, pequeñas obras de arte de pleno derecho, son tan atractivas que nos encontramos muy molestos al elegir. Una idea original original que combina lo útil con la estética, que traerá un toque de alegría apreciable en las cocinas y los colchas.
NB: Puedes llamar a Joachim para acordar una cita o ir directamente a su taller, cuya visita merece realmente el rodeo.