CASTILLO DE ROSENBORG (ROSENBORG SLOT)
En el castillo hay una sala verde con una asombrosa vajilla, tazas de marfil, un cristal de roca, etc.
Una pequeña joya arquitectónica para proteger las joyas de la corona: al fin y al cabo, es aquí donde se guardan las joyas reales. De hecho, nada más entrar en el castillo un auténtico cerco de guardias le dará la bienvenida. La seguridad es imprescindible. Algunas de las piezas pueden ser usadas por la reina (excepto la corona). Antes de entrar por la puerta de seguridad que da acceso a las vitrinas del sótano, tómese un tiempo para admirar la Sala Verde y su asombrosa vajilla. Tazas de marfil, cristal de roca, regalos recogidos hasta 1696... nada menos que 699 piezas ¡expuestas en una sala pintada de verde!, en una de las cuatro torres que flanquean el edificio principal. Un extraordinario testimonio del arte occidental y oriental de los siglos XVI y XVII.
El castillo en sí fue construido para Cristián IV entre 1606 y 1633. Se ha conservado maravillosamente ya que, a diferencia de las otras propiedades reales, no ha sufrido ningún daño por incendio o bombardeo. Sirvió como segunda residencia de los gobernantes daneses durante un siglo, antes de convertirse en palacio de justicia tras la destrucción de Christiansborg a finales del siglo XVIII. El interior ha sufrido una serie de cambios bajo los distintos sucesores. En 1833 se tomó la decisión de abrir el edificio al público, para nuestro deleite.
Un evocador viaje en el tiempo le espera en la gran sala de fiestas de la segunda planta, la Sala Larga, antiguamente conocida como Sala de los Caballeros, donde se halla el trono de la coronación. Los monarcas lo utilizaron desde 1871 hasta 1940. Hecho de marfil y diente de narval, está flanqueado por tres leones de plata del siglo XVII. Mire hacia arriba y vea el techo de estuco decorado con el escudo danés rodeado por las órdenes del elefante y de Dannebrog. El recorrido por las distintas salas le ayudará a entender la cronología de los distintos reinados que gobernaron el país hasta Federico VII (para el resto, tiene que ir a Amalienborg, al palacio de Cristián VIII), a través de las pinturas y el mobiliario. El encanto de Rosenberg reside en la sensación de visitar un castillo habitado.
No dude en visitar el jardín del Rey (Kongens Have), el gran parque que rodea el castillo. Es muy popular entre los habitantes de Copenhague, que vienen aquí a tomar el sol, ya que es el parque más céntrico. Y la vista del castillo es espléndida.
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Opiniones de los miembros sobre CASTILLO DE ROSENBORG (ROSENBORG SLOT)
Le château est très beau.
La visite est complète et intéressante : nombreuses salles et thèmes, un trésor de toute beauté et bien mis en valeur.
Une visite obligatoire pour toute personne de passage dans la ville.