TEMPLO HAEINSA

Este templo insignia de la orden Jogye es uno de los tres más grandes del país (junto con Tongdosa y Sanggwonsa), pero también el de reputación más resonante. Construido en 802 por los monjes Suneung e Iljung, alberga varios tesoros nacionales, así como salas a cual más encantadora y magnífica. Situado en el corazón del Parque Nacional de Gayasan, el templo de Haeinsa ofrece naturaleza y serenidad, así como una increíble riqueza cultural e histórica. También es un templo ideal para quienes deseen experimentar el programa de "estancia en el templo" y sumergirse en la vida de los monjes. Pero el templo es más conocido por albergar el Triptaka Koreana.

Se trata de una colección de textos budistas compuesta por 80.000 planchas de madera grabadas de 68 cm de ancho, 24,5 cm de largo y 3 cm de grosor. Datan del final de la dinastía Goryeo, entre 1237 y 1248, y fueron escritas para pedir ayuda a Buda contra la invasión mongola. Representan un perfecto dominio de las técnicas de ejecución, así como una impresionante durabilidad. El proceso utilizado para lograr una conservación óptima fue el siguiente: la madera de abedul utilizada se empapó en agua de mar durante 3 años, y luego se volvió a hervir en agua de mar. Después se pulió y se caligrafió con nada menos que 52.382.960 ideogramas, todos ellos extremadamente precisos. Este tesoro nacional, el número 32, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995, se conserva en los dos edificios Janggyeong Panjeon, en lo alto del templo. Por desgracia, no se puede acercar demasiado por razones obvias de conservación.

Hay variasermitas (13 en total) que bien merecen una visita por su paisaje e historia. Perdidas en las montañas junto a arroyos, desprenden una atmósfera mística durante las oraciones vespertinas (hacia las 5 ó 6 de la tarde), cuando los gongs de madera resuenan en la montaña. Emprenda un fascinante viaje de descubrimiento.

Puede visitar Geumseon-am y Samseon-am, a la izquierda del templo. Incluso puede pedir hospitalidad en estas ermitas, que acogen a peregrinos. También hay un pequeño puente de madera en el camino al templo, que es demasiado estrecho para un caballo. Cuenta la leyenda que era para impedir el paso a los confucianos del periodo Joseon, que solían entrar en los templos, y a veces incluso en las salas, a lomos de sus caballos.