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El Very Large Telescope es probablemente el mejor en el campo de la observación del cielo, aparte de los telescopios espaciales Instalado en la cima del monte Paranal, a más de 2.600 m de altitud, está compuesto por cuatro telescopios gigantes, cada uno de ellos equipado con un espejo de 8,2 m, que funcionan por separado o en conjunto, según las necesidades y los tipos de objetos que deban estudiarse. El monte Paranal goza de unas condiciones climáticas ideales, con más de 300 noches despejadas al año, poca humedad y una atmósfera muy estable. El VLT ha permitido realizar importantes descubrimientos: en 2004 se fotografió por primera vez un planeta extrasolar a través de sus telescopios. Durante la visita, podrá ver las cúpulas con sus formas y colores metálicos, antes de descubrir uno de los telescopios utilizados por los profesionales. Hay que admitir que, a estas alturas, hasta el viajero más hastiado se sorprenderá del gigantesco tamaño del telescopio y de su espejo principal. El espejo sorprende por su delgado diseño monolítico, de sólo 17,6 cm para 23 toneladas (!). Si tiene la suerte de visitar el observatorio durante el mantenimiento técnico, podrá admirar el telescopio girando sobre sí mismo en un silencio catedralicio, apenas perturbado por el ruido de los accesorios en funcionamiento las 24 horas del día. La visita incluye también la sala de control del observatorio, desde donde los astrónomos y técnicos controlan todo el sistema y preparan sus manipulaciones.