TAJ MAHAL

Una "lágrima en el rostro de la eternidad" es como el mayor poeta de la India, Rabindranath Tagore, describió el Taj Mahal. Este monumento, emblemático de un país y uno de los más famosos del mundo, forma parte del patrimonio arquitectónico mundial como testimonio de amor eterno, una locura romántica. El Taj Mahal es uno de esos monumentos vistos mil veces en fotos o en reportajes. Y sin embargo, cuando se alza en toda su inmaculada blancura ante tus ojos, operan su belleza, su majestuosidad, su gracia. Hay que verlo a primera hora de la mañana, cuando el sol, aún dormido, acaricia el mármol blanco con sus primeros rayos, adornándolo con reflejos nacarados. También es el momento en que la multitud es menor y el lugar es suyo. Sin embargo, el colmo del romanticismo es visitarlo una noche de luna llena. La luna hace que destaque sobre el cielo azul marino, con los jardines visibles en la penumbra. Inspirados en el estilo persa, los jardines están dispuestos en un espacio cerrado, con canales y caminos que forman líneas rectas. Los estanques están colocados de forma que reflejen los jardines, el cielo y, en este caso, el Taj Mahal. Los caminos dividen los parterres en ocho partes, un número auspicioso para los musulmanes. Cada cuadrado tiene 16 parterres. En el Corán, el jardín es el símbolo del paraíso, y es fácil comprender por qué aquí se han cuidado especialmente. Porque el Taj Mahal es una tumba. Alberga la tumba de Mumtaz Mahal, para quien se construyó, y la del emperador Shah Jahan, que gobernó el norte de la India de 1628 a 1658.

Lo conmovedor del Taj es que es ante todo un testimonio de amor de un hombre a su esposa. En 1631, cuando Mumtaz tenía 39 años, murió al dar a luz a su decimocuarto hijo. En su lecho de muerte, ordenó a su marido que demostrara al mundo cuánto se amaban. Durante dos años, Shah Jahan guardó luto antes de decidirse a dedicarse a su otra pasión: la arquitectura. Diseñó el Taj Mahal, la "corona del palacio", que situó a orillas del Yamuna, deseoso de poder contemplarlo desde el fuerte de Agra donde vivía. Para construirlo se necesitaron 17 años de duro trabajo, 22.000 hombres y 1.000 elefantes. El mármol se transportó desde Jodhpur en elefantes, el jade desde China, la turquesa desde el Tíbet, las ágatas desde Yemen y el oro desde Egipto. Se dice que Shah Jahan pretendía construirse una tumba idéntica, pero esta vez de mármol negro. Desgraciadamente, poco después de iniciarse la construcción del Taj Mahal, el emperador fue derrocado por su propio hijo, Aurangzeb, que lo hizo encarcelar en el fuerte de Agra. Desde una ventana observó el progreso de la construcción durante el resto de su vida. Cuenta la leyenda que Shah Jahan quiso que se cortaran las manos de todos los artesanos que habían trabajado en la obra, para que nunca pudiera construirse una réplica. No obstante, cuando murió en 1666, fue enterrado junto a su esposa.

Aunque el emperador estuvo tan implicado en el diseño del edificio que se dice que fue su arquitecto, en realidad hay algunas dudas... Se dice que el edificio fue diseñado por el maestro arquitecto Ustad Ahmad Lahori. Mide 171 metros de altura. La imponente cúpula, de 35 metros, está coronada por una aguja islámica de 10 metros que antes era de oro.

Unavez superado el reglamentario registro de seguridad, nos encontramos a los pies de una enorme puerta de arenisca roja con incrustaciones de mármol blanco. El esplendor y la majestuosidad de esta puerta presagian lo que le espera tras ella. A menudo hay mucha gente alrededor de la puerta, ya que los turistas se apresuran a tomar una foto del Taj Mahal y sus jardines desde las escaleras. A menudo es necesario codearse y esperar un buen rato antes de poder hacerse una foto uno mismo. El jardín, típicamente mogol, está dividido en cuatro partes iguales. En el centro, un canal alimenta un estanque en el que se refleja el Taj Mahal. Y en cada esquina del espacio, jardines plantados con árboles y un césped verde.

En el canal central se refleja el monumento, enmarcado por cuatro minaretes puramente decorativos.

Los minaretes se construyeron de forma que, en caso de terremoto, cayeran hacia fuera y no sobre la cúpula del Taj. Esta última está enmarcada por dos edificios simétricos. El de la izquierda, orientado al oeste, es una mezquita en funcionamiento -sobre todo los viernes-, pero no el otro. Para acceder al mausoleo, tendrá que descalzarse: descalzo, sentirá mejor el frío del mármol

En el interior encontrará réplicas de los cenotafios de Mumtaz Mahal y Shah Jahan. Las tumbas originales están en el sótano. Un guía se encargará de hacerle oír el extraordinario eco bajo la cúpula o de iluminar con su linterna las incrustaciones de piedras semipreciosas del mármol. Normalmente se exige un respetuoso silencio.

Camine alrededor del Taj y observe cómo cambia de color el mármol al salir el sol: rosa por la mañana, blanco durante el día y dorado bajo la luna. Admire las incrustaciones en las paredes y alrededor de los pórticos. En el mármol se han incrustado versículos del Corán. Tómese su tiempo para observar que los cuatro lados del edificio son estrictamente idénticos.

Detrás del Taj encontrará el Yamuna, un pequeño templo y mujeres lavando ropa.