AJVATOVICA
Perdida en un bosque de coníferas del valle del Prušačka, al pie del monte Šuljaga, la roca sagrada de Ajvatovica es desde hace más de cinco siglos un símbolo de la identidad bosnia. Es el lugar más importante de peregrinación musulmana de Europa, después del tekke Hala Sultán de Larnaka (Chipre). Dominado por las cumbres del Mala Šuljaga (1.229 m de altitud, al oeste) y del Velika Šuljaga (1.517 m, al sureste), este bello emplazamiento natural recibe en el mes de junio una gran avalancha de gente. El resto del año es sobre todo un agradable lugar de paseo.
Leyenda e historia – Ajvatovica debe su nombre a Ajvaz Dede («el venerable Ajvaz»), líder espiritual de una fraternidad que llegó a la región poco después de la victoria otomana de Jajce en 1468. En 1510, Ajvaz acudió a Prusac (entonces denominado Akhisar, «la ciudad blanca») y se percató de que la aldea no disponía de agua suficiente, elemento fundamental de la cultura islámica. Recorrió los alrededores en busca de una fuente de agua y terminó descubriendo una al pie del monte Šuljaga. Pero, según él, estaba bloqueada por un inmenso peñasco de 70 metros de altura y 30 metros de anchura. La leyenda explica que Ajvaz se puso a rezar y que, al cabo de 40 días de invocaciones a Alá, se abrió la roca dejando pasar el agua. De inmediato, los habitantes vieron en ello un milagro. Mientras instalaban un acueducto de madera que permitiese al agua llegar hasta Prusac, veneraron a Ajvas como un santo. Así nació la peregrinación a Ajvatovica, cuyo 500 aniversario se celebró en 2010. De hecho, si ha perdurado, para algunos historiadores, es porque se inscribe en la continuidad de los ritos de los cristianos de la Bosnia medieval, en particular los relacionados con el culto al agua celebrado en la región por los bogomilos. Ajvatovica, en cualquier caso, se impuso como una alternativa para la mayoría de los musulmanes de Bosnia demasiado pobres para ir a La Meca. El peregrinaje, anclado en la tradición local, se prohibió durante el período socialista. Pero revivió con más vigor desde el final de la última guerra.
Peregrinación – Comenzó a organizarse de nuevo en 1990 y tiene lugar cada año durante veinte días de junio. Ajvatovica acoge a miles de peregrinos y turistas de todo el mundo. Con sus derviches bailarines, el desfile de jinetes, los cantos tradicionales bosnios, los pequeños puestos instalados al borde de las carreteras, la peregrinación toma aspecto de carnaval con un buen y sano ambiente, donde el alcohol sigue prohibido. El 26 de junio es el día más importante. Ese día, de 3.000 a 5.000 hombres y mujeres parten al amanecer desde Prusac para alcanzar el asombroso cañón de Ajvatovica, donde se reconstituyeron las antiguas canalizaciones de madera. Luego, después de una gran oración colectiva en un claro vecino, los peregrinos se ponen en camino, siempre a pie, hacia el pueblo. La fiesta sirve también de tribuna a algunos dirigentes bosnios que ven en ella una ocasión de resaltar el islam en el seno de la cultura bosnia y también de reafirmar los vínculos con Turquía. Pero como esta tradición de origen sufí está mal vista por los extremistas suníes influenciados por el wahabismo, la fiesta se está celebrando ahora bajo una estricta protección policial.