NACIMIENTO DEL RÍO BUNA (VRELO BUNE)
El magnífico emplazamiento del manantial de Buna, sede de antiguos molinos, la Grotte Verte (Cueva Verde) utilizada como refugio por el hombre neolítico..
Este lugar es espectacular con sus antiguos molinos, el precioso tekke de Blagaj y la gruta Verde, de donde afloran las aguas frías y cristalinas del río Buna, al pie de un acantilado de 200 metros de altura.
Resurgencia – El Buna, un pequeño afluente del río Neretva, recorre nueve kilómetros por el exterior hacia el oeste y, probablemente, el doble a nivel subterráneo. El nacimiento es una resurgencia cuyas aguas provienen de una red hidrogeológica subterránea en el corazón del macizo kárstico del monte Velež. Por cierto, es una de las resurgencias kársticas más potentes de Europa, con un caudal estimado en 43.000 litros por segundo. La red subterránea fue explorada a partir de 1996 por submarinistas de la Federación Francesa de Estudios y Deportes Submarinos (FFESSM). En varias campañas, remontaron 400 m de longitud a profundidades entre 65 y 90 metros, con fuertes corrientes y falta de visibilidad. En esas condiciones, un submarinista francés del FFESSM perdió la vida en agosto de 2008.
Gruta Verde (Zelena pećina) – A los pies del acantilado se encuentra la gruta donde afloran las aguas del Buna. El lugar sirvió de refugio a los hombres del Neolítico. Debe su nombre a la vegetación que se refleja en las paredes de la gruta a través del agua cristalina. Se compone de dos cuevas: la Pequeña Gruta Verde (Mala Zelena pećina), situada en la entrada y de 10 metros de profundidad, y la Gran Gruta Verde (Velika Zelena pećina), que se esconde hacia el sur bajo el acantilado. Debido a las corrientes especialmente fuertes, el buceo está reservado a los profesionales. En cambio, puede adentrarse en la gruta pequeña en bote neumático. La Gran Gruta se exploró a partir de 1955. Sirvió de refugio hacia el 4.200 a. C., como demuestran los diferentes rastros de vida humana descubiertos aquí: restos de hogueras, sílex y huesos tallados, así como cerámicas que datan del 3.000 al 2.800 a. C. Hasta la década de 1960, la cueva también albergaba nidos de aves, como por ejemplo águilas, que desaparecieron a causa de la caza. Es por eso que ahora existen varias asociaciones que intentan reintroducir las águilas en la región.