RABATI

Es el casco histórico de Ajaltsije. Hasta hace poco se hallaba en muy mal estado, con las calles apenas asfaltadas, pero el gobierno de Mijeíl Saakachvili emprendió un programa de rehabilitación que recibió el nombre de Rabati, símbolo de tolerancia ». Ahora, una parte del barrio sigue en mal estado y la otra se encuentra totalmente patas arriba por las obras. El pequeño barrio es rico en increíbles vestigios multiculturales, testimonios de todos los pueblos que han convivido aquí. Rabati se extiende sobre una colina en la orilla izquierda del Potskhovi, con la fortaleza en la cima de un pico.

La fortaleza fue construida en el siglo XII. Tenía la apariencia de un castillo fortificado otomano (con edificios de los siglos XVI al XVII), hasta que fue totalmente rehabilitado con la iniciativa de Mijeíl Saakashvili en 2012. Reconstruido en un estilo moderno, más que reconstruir, la edificación original se ha transformado completamente y se ha decorado con atributos propios de la arquitectura saakashveliana: fuente, balcones, elementos folclóricos modernos adjuntos a los edificios originales... La mayoría de las torres que pueden verse son construcciones de 2012 y no edificios originales. En resumen, el castillo de Rabati tiene hoy la apariencia de una fortaleza otomana de Georgia imaginada por el poder político de los años 2000. A pesar de la escasa autenticidad de estos trabajos de rehabilitación, ahora es un lugar popular entre los georgianos y muy agradable, con su piscina de aspecto oriental adornada con una galería de arabescos. Aparte de las murallas y las torres, el sitio alberga una mezquita y las ruinas de una madraza (escuela islámica). También incluye el Museo de Historia de Samtsje-Yavajeti y el Museo de Arte Ivané Djavakhishvili, donde se puede ver una bonita colección de alfombras, relieves del monasterio Sapara y un manuscrito del Caballero con la piel de tigre, de Shota Rustaveli, del siglo XVI. La fortaleza abre de martes a sábado de 10 a 17 h.

Siguiendo todo recto después de la fortaleza (a la que se puede dar la vuelta para obtener unas vistas impresionantes sobre el río), se ve a mano izquierda la iglesia ortodoxa, que data del siglo XIX. En el camino se encuentra, en mal estado de conservación, otra madraza. Si sube por las calles de darbazebi —casas con terrazas tradicionales que datan, la mayoría, del siglo XIX—, llegará a las ruinas de una antigua iglesia armenia, situadas en lo más alto.

Pasando por delante y bajando a la derecha, se llega frente a una antigua sinagoga. Si consigue encontrar la iglesia católica abandonada, un poco más abajo y luego subiendo a la izquierda, realmente habrá puesto a prueba su sentido de la orientación. Es difícil orientarse en esas pequeñas callejuelas deterioradas, pero siempre hallará un impresionante vestigio del pasado al girar una esquina. La tranquilidad que transmite actualmente este barrio forma parte del encanto de la visita.