COOPERATIVA KAKIRA
En la cooperativa Kakira-Art Imigongo, una de las más antiguas, las viudas del genocidio contra los tutsis se sientan en esteras en el suelo, adaptando pinturas y motivos antiguos para transformarlos en nuevas obras decorativas, llamadas imigongo. Utilizan productos naturales como el estiércol de vaca, que forma la estructura del mural. La tierra natural aporta el color rojo, el caolín el blanco y la arcilla el ocre. El negro brillante se hace con ceniza de cáscara de plátano, "mezclada con zumo de aloe y el fruto de la planta Solanum aculeastrum ". En la raíz del imigongo está el arte de mezclar las cenizas de las materias primas con estiércol de vaca y plantas medicinales. Todo lo contrario, pues, de la producción industrial. Al principio, la asociación Kakira producía sólo veinte paneles al mes, pero su capacidad aumentó a medida que crecía la demanda. Y esta tradición, antaño confinada en gran medida al este de Ruanda, se ha extendido ahora, con pinturas comerciales que sustituyen a los pigmentos naturales y diseños cada vez más modernos.
Pero, ¿quién era Kakira? Este hombre que vivió en el siglo XIX era hijo del rey de Gisaka, en la provincia de Kibungo. También fue un precursor de los decoradores de interiores, pues fue él quien inventó el arte de embellecer los hogares ruandeses, gracias a la fuerza particular de los motivos "que escapan en una repetición infinita a los límites que su soporte cree poder imponerles".
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre COOPERATIVA KAKIRA
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