En el corazón de la ondulante selva, se cruza la cordillera Murchison para llegar al cruce de Kremetartboom, y luego al Baobab Bar. En la época de la fiebre del oro, decenas de buscadores venían aquí a tomar algo. De vuelta a la pista, dirección Gravelotte. Algunas noches se pueden ver kudús o jirafas en estas tierras ricas en mica, feldespato, sílice y esmeraldas. Dominada por el Spitskop, de 874 m de altura, la pequeña ciudad fue bautizada por un misionero, el reverendo Fritz Reuter. No muy lejos se encuentra la mayor mina de antimonio del mundo. En 1892, en la era del oro, una gran estafa ferroviaria provocó un escándalo nacional.

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