Valle Salado de Añana
Ciudad con un complejo de 5.000 plataformas con salinas declaradas patrimonio cultural y monumento histórico
La historia de este pueblo está íntimamente ligada a la sal, que ha sido su principal fuente de riqueza durante siglos. Sus manantiales de agua salada atrajeron a más de un conquistador pero, al final, fue Alfonso I quien le dio la categoría de ciudad, y recibió sus fueros ya en 1140, convirtiéndose en la ciudad más antigua de la provincia de Álava. Declaradas patrimonio cultural y monumento histórico, las salinas de Añana ocupan más de 120 hectáreas y son las salinas interiores más importantes de Europa, con un complejo de 5000 plataformas apoyadas en estructuras de madera que se adaptan al cauce del río Muera. La obtención de la sal se realiza por evaporación, por lo que se lleva a cabo durante los meses de verano.
El comercio de la sal, un producto que solía utilizarse para conservar alimentos, disminuyó rápidamente a finales de la década de 1960. Hoy en día, explotadas a muy pequeña escala, las salinas vuelven a ser valoradas por su importancia histórica y se ha iniciado un proceso de rehabilitación de todo el complejo. Es un espectáculo maravilloso que no se debe perder.
Barrio histórico. El bonito barrio medieval de esta ciudad estuvo, en su tiempo, rodeado por una muralla, de la que solo queda un vago recuerdo cerca del frontón municipal. Hoy en día, caminando por sus estrechas calles se pueden ver algunos palacios barrocos, como el de los Herrán o la casa palaciega de los Ozpinas, así como casas blasonadas. También hay que visitar la iglesia de Santa María de Villacones, del siglo XV, con sus retablos renacentistas y la imagen de una virgen medieval autóctona, la Andra Mari.