La península de Capo Testa, un promontorio de granito unido por un istmo, es uno de los lugares salvajes más bellos de Cerdeña. Al capo se llega por una magnífica carretera panorámica, cuyo final está en Cala Spinosa, justo antes del faro. Es aconsejable aparcar con mucha antelación en verano o llegar temprano, ya que las plazas de aparcamiento se ocupan rápidamente.

Los enormes bloques de granito pulidos por el viento dan a este lugar una dimensión majestuosa y sobrenatural, ya que las formas antropomórficas de algunas rocas resultan inquietantes. Capo Testa es también un lugar donde se puede sentir el aliento de la naturaleza y la lentitud del tiempo. Basta con pasear por los senderos (una maraña de caminos más o menos precisos) que atraviesan los pequeños talwegs o jugar al juego de la cabra saltando de peñasco en peñasco para asombrarse y sentirse libre y escurridizo como el agua. Serpentear entre las masas rocosas esculpidas por el tiempo, y descubrir las pequeñas calas paradisíacas, fue una de nuestras más bellas experiencias en Cerdeña, sobre todo para admirar una puesta de sol en el mar: inolvidable.

Cala Spinosa, debajo del restaurante, es una cala de rocas pulidas que se sumerge en aguas esmeralda frente a Córcega.

Cala Francese, bajo el faro. Una pequeña playa de arena rubia enclavada entre las paredes de granito. Un lugar mágico

Cala Grande y el Valle della Luna. En el suroeste de la península. Una pequeña comunidad hippie ha fijado su residencia en las cuevas o cabañas de granito construidas en la orilla de esta playa. Único y sorprendente.