BALADES A ANAFI

Con sus 18 km de senderos señalizados, la isla de Anafi se presta especialmente al senderismo y es un lugar magnífico para descubrir a pie. En la isla se vende una guía topográfica de los senderos, con descripciones de los seis mejores paseos. Excelentes aplicaciones como Alltrails permiten orientarse con el smartphone.

Entre las rutas que no hay que perderse, el sendero costero que lleva al monasterio de Zoodochos Pigi ofrece grandes oportunidades para nadar. Se puede caminar de Chora a Klisidi, y luego bajar a la playa (4 km, 1h25). El paseo entre la capilla de Agii Anargiri y el monasterio de Zoodochos Pigi (3,5 km, 1 h) es agradable. Alternativamente, el sendero hasta el Peñón de Kalamos, el Gibraltar del Egeo, también es imprescindible. También puede descubrir el norte más salvaje de la isla tomando el sendero nº 5, que pasa por el punto más alto de Anafi, en Vigla, antes de descender hasta la bahía de Simiakos, hogar de algunas focas mediterráneas.

Panaghia Dokari, en Kastelli (2 horas a pie). Fuera de la iglesia hay un sarcófago romano y el tronco de una estatua de la misma época. La tapa del sarcófago está empotrada en la fachada de la iglesia. Todas las playas de la isla son de arena fina. Por todas partes, el mar es poco profundo, lo que le da un color brillante que recuerda a las lagunas del Pacífico.

En las otras playas del sur, no hace falta una hoja de parra, siempre que no haya casas cerca de la toalla. Un paseo en barco de 15 minutos o una hora a pie le llevarán a las playas más hermosas: Anafi, Mikros y Megalos Roukounas, de 1 km de largo y con una taberna.

También se puedetomar un barco a Monastiri (30 minutos). Desde Roukounas, hay otros 30 minutos a pie hasta Katelimatsa, una serie de pequeñas calas de arena (taberna).

Siguiendohacia el este, se llega a la gigantesca playa desierta de Kalamos. Nunca hay que ir allí sin agua y comida suficientes, ya que no se encuentra nada en varios kilómetros a la redonda, y el sol es muy fuerte. Hay que calcular unas 2 horas para llegar a pie. Desde la playa, un sendero conduce al monasterio de Pano Kalamiotissa.

En temporada, pequeños cayucos recorren la costa, haciendo el trayecto de ida y vuelta del puerto a las playas. Sólo hay que pararlos como si fueran taxis. Las tarifas varían según el número de pasajeros, su amabilidad y la distancia recorrida. Sin embargo, muy pocos caiques llegan hasta la playa de Kalamos.