Qué ver y hacer Mananjary

Construido en el siglo XX, el canal de Pangalanes tiene casi 700 kilómetros de longitud y une Farafangana con Toamasina, ciudad portuaria situada a su salida. El nombre de Panganales procede de Ampangalana, que significa «lugar donde se toman a cargo o se embarcan las mercancías».

En Mananjaray, una visita al puerto fluvial, en la entrada de la ciudad, resulta imprescindible. Numerosas embarcaciones, grandes y pequeñas, se cruzan sobre las tranquilas aguas del canal. Aquí se transbordan mercancías de todo tipo: madera, vainilla, cestería, frutas, pescado, piedras preciosas... Algunas embarcaciones están habitadas por familias enteras.

Los aficionados a las aventuras tipo Indiana Jones pueden contactar con un proveedor de servicios para negociar un viaje a Nosy Varika o a Mahanoro, en el norte, o para llegar a Manakara, hacia el sur. Y los más atrevidos pueden viajar en barco-brousse. Hay salidas irregulares pero seguras a Nosy Varaka por unos 8000 Ar y a Mahanoro por unos 20 000 Ar. Dormirá en medio de la carga, por supuesto, y deberá hacer frente a circunstancias extremas.

Uno de los proveedores de servicios más recomendados para cualquier minicrucero es Holidays Madagascar. Son especialistas indiscutibles en esta región. Si no, pregunte en el Vahiny Lodge, el Sorafa Hotel o la Ruta de las Especias (lista no exhaustiva).

Las excursiones de medio día cubren parte del canal artificial y ofrecen visitas a plantaciones de especias o de vainilla, y a pequeños pueblos típicos con sus tradicionales talleres de artesanos.

Necesitará todo un día de excursión (planee una noche en vivac) para ir a Ambohitsara, donde se encuentra el elefante sagrado que los árabes trajeron de La Meca en el siglo XII.

Para llegar a Tamatavese necesitan tres días en barco y 70 000 Ar. Holidays Madagascar le ofrece la excursión en un entorno más organizado.

Para bajar hasta Manakara es imprescindible una piragua, debido a la poca profundidad del agua. Se necesitan tres o cuatro días, pero es una magnífica oportunidad para realizar un itinerario muy original por el este de la isla, antes de embarcar en el tren a Fianarantsoa y las Tierras altas centrales; además, supone un cambio de escenario, ya que descubrirá pequeños pueblos de pescadores y el canal artificial. En algunos lugares, y dependiendo de la estación del año, no es posible continuar en la canoa y esta debe ser transportada por unos pocos cientos de metros (los piragüistas lo harán por usted si la aventura no le tienta demasiado). El itinerario también se puede hacer en el sentido opuesto.

En la entrada de la ciudad, un gran puente colgante de metal cruza el río Mananjary. Esta imponente estructura, al estilo de las construcciones de Gustave Eiffel, está rodeada de abundante vegetación. ¡Una parada para tomar una foto resulta imprescindible!