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La RENFE, la Compañía Ferroviaria Española, ofrece un servicio en constante mejora a pesar de una doble discapacidad: un alejamiento de caminos diferente del del resto de Europa y una red poco densa con un centro neurálgico situado en Madrid. Para paliar estos defectos, el Estado dedica enormes sumas a la mejora de la red y a la construcción de nuevas vías sobre la norma europea, con el fin de permitir que los trenes de alta velocidad europeos puedan circular en España. Por ejemplo, Barcelona debería estar conectada a Perpiñán por una línea de alta velocidad compartida entre el TGV para Francia y el AVE (el TGV ibérico) para España en los próximos años. Para desarrollar una empresa así, los dos Estados deben llegar a un acuerdo sobre una obra de tamaño, un túnel de doble vía a través de la cadena Pirineos. La línea debía realizarse en 2005, pero el astillero se retrasó a finales de 2012 (o más). Por otra parte, Barcelona estará conectada a Zaragoza y Madrid por el AVE que ya funciona entre Madrid y Sevilla. Además del AVE, en el tramo Barcelona-Valencia-Alicante, la RENFE ha puesto en servicio la Euromed, que dispone del mismo confort y de los mismos servicios que los trenes de alta velocidad.
Una diferencia de tamaño: debido a las vías tradicionales, su velocidad no supera los 150 km/h. En estos trenes de última generación hay que añadir el Talgo, que asegura trayectos rápidos entre las grandes ciudades, los trenes regionales y los suburbios (Siem Ias).
En España, el tren sigue siendo un medio de transporte barato y permite beneficiarse de reducciones.