MONT MOÏSE O DJEBEL MOUSSA
Según las religiones del Libro, fue en la cima de esta montaña donde Moisés recibió las Tablas de la Ley. Algunos suben por fe, ya sea cristiana o judía, mientras que otros lo hacen por puro placer. Sea cual sea su motivación, el empinado camino hasta la cima es de una belleza impresionante y el panorama final sobrecogedor. Debe prever entre 2 y 3 horas para la subida. Los amaneceres y las puestas de sol son dos momentos especialmente famosos... que atraen a las multitudes. Para muchos sigue siendo una experiencia única, pero no estará solo. También se puede dormir bajo las estrellas en la cima del monte Moisés, teniendo en cuenta que en invierno hace mucho frío y no es raro que nieve. Cuidado con las caídas en los escalones resbaladizos por la escarcha. En verano, mucha gente pasa la noche en la cima, por lo que es necesario "marcar" el sitio, pero el ambiente sigue siendo agradable y relajado. En temporada alta, los que prefieran un ambiente más tranquilo preferirán hacer la ascensión a media mañana, cuando el lugar, desierto de visitantes, ha recuperado su calma y su esplendor natural. No obstante, no olvide llevar agua suficiente, ya que el termómetro sube muy deprisa.
Para la primera parte de la ascensión, puede elegir entre dos caminos que se encuentran a 20 minutos de la cima: o bien la pista de camellos (en suave pendiente hasta el cruce), que es la ruta habitual a seguir en la subida, o bien los escalones (unos 300), que es mejor tomar en la bajada. En ambos casos, el camino está despejado y señalizado con botellas de plástico (a la derecha, un poco más atrás del monasterio, la ruta de los escalones; todo recto, en una ancha franja de tierra, el sendero de los camellos). En la cima hay una pequeña capilla dedicada a la Santísima Trinidad y una mezquita construida sobre la cueva en la que Moisés permaneció 40 días. Al norte, en primer plano, el macizo de Freiah y detrás, mucho más lejos, la inmensa meseta de Tih, tan temida por los beduinos por su falta de agua. Al este, el golfo de Aqaba y, en un día muy claro, las estribaciones de Arabia Saudí, otro mundo. Al suroeste, la enorme y soberbia mole del monte Sainte-Catherine (2.637 m). Incluso se puede vislumbrar la capilla en el horizonte.
Hay una condición previa para esta ascensión: ir acompañado de un guía local. Si va muy cargado, también puede alquilar un camello.