CIUDADELA DE QAÏTBAY
Una enorme y elegante ciudadela cuadrada con muros de 2 m de grosor y una torre de 17 m de altura.
En 1303, un terremoto asestó el golpe definitivo a lo que ya eran las ruinas del Faro de Alejandría, construido en una isla unida a tierra firme por un dique artificial de siete estadios griegos de longitud. Poco más de un siglo después, en 1477, el gran sultán mameluco Qaïtbay se dirigió a Alejandría para seguir fortificando las plazas fuertes que Egipto tenía en la costa mediterránea; cinco años antes ya había levantado una ciudadela en la ciudad de Rachid, o Roseta. En un periodo de dos años, utilizando los bloques dispersos del antiguo faro, se construyó la ciudadela, cuadrada, maciza pero elegante. Se hicieron algunas reformas bajo el reinado de Mohammed Ali y tras el bombardeo británico durante la revuelta del coronel Orabi en 1882. Considerada una de las posiciones defensivas más importantes de la costa mediterránea, la ciudadela ocupa una superficie de más de 17.550m2. Está estratégicamente situada para poder observar el mar desde tres lados.
Primer recinto. La entrada principal da a la carretera de la ciudad, aunque ahora se entra por una puerta lateral. Los muros tienen 2 m de grosor y se elevan 8 m sobre el suelo. Está atravesado por tres torres semicirculares. En su parte norte es mucho más ancha, y tanto las terrazas como la galería inferior, completamente cubierta, albergaban cañones destinados a repeler a los indeseables de la entrada al puerto comandada por la ciudadela. Una gran explanada separa los muros oeste y sur de la torre.
La torre. Sus 17 metros de altura dominan el conjunto del edificio cuadrado, cuyos lados miden unos treinta metros. Una única puerta da acceso a la torre, en lo alto de una rampa defendida por un sistema de matacanes que la dominan. Una vez pasado el porche, se topa con un muro y se entra por un lateral, para reducir el ímpetu de los intrusos. En la planta baja, se puede admirar la mezquita cuadrada con suelo de mosaico, enmarcada por cuatro grandes nichos, o iwans, que sostienen un alto techo abovedado perforado por una claraboya. En la planta superior, las galerías albergan un museo dedicado a las batallas libradas entre ingleses y franceses hasta la partida de estos últimos tras la segunda derrota en Aboukir en 1801.
Es en mediode las olas donde se han localizado, catalogado y a veces pescado numerosos restos del faro, tanto bloques monumentales como estatuas. Algunos de ellos pueden admirarse en los jardines de Kom el-Dikka y en la Biblioteca de Alejandría.
J'ai adorée visitée cette magnifique citadelle lors de mon premier séjour et y suis retourner lors de mon deuxième.
Les extérieurs (cours/jardin) sont super bien entretenue.
L'entrée n'est vraiment pas cher alors pourquoi ce privée d'une si jolie visite?!? ;)