EL CHINO
La dirección está fuera de los grandes circuitos (muy alejada, al oeste del barrio de la Boca), pero empieza a darse a conocer al público en general (¡sin embargo, hace casi sesenta años que abrió sus puertas!). El Chino era Jorge Eduardo Garcés, "ineludible" del barrio y apasionado de un tango auténtico y cálido que abrió su boliche en los años 1950 y lo hizo girar hasta su muerte en 2001. El lugar se ha quedado en su jugo y su decoración heteróclita, en la que los cuadros y los viejos carteles tienen un lugar en las paredes recargadas, atestiguan todas las veladas pasadas aquí para celebrar el tango. No hay danza generalmente en este bar más genuino, sino canciones y ambiente que compartir. Se encuentra un pequeño lugar en medio de una fauna mixta: algunos turistas, artistas y personas del barrio… Los cantantes y guitarristas del barrio y de otros lugares se suceden para cantar el tango con toda su emoción. También se puede comer a la carta: parrilla, empanadas…¡y no es caro! En cuanto a los transportes: para acceder desde el centro, ésta es una de las pocas ocasiones en las que se sostiene que un trayecto de ida y vuelta se impone (en primer lugar, está lejos, y después el barrio puede ser peligroso). Cabe destacar: la fachada exterior merece algunas fotos.