Qué ver y hacer Piran

Las murallas de Piran se mencionan ya en el siglo VII. Hasta hoy, Piran ha conservado su carácter medieval como un tejido urbano agrupado y rodeado por una muralla. Los restos que se conservan tienen un valor histórico excepcional y dan a la ciudad una visión muy conocida por los eslovenos. Se puede acceder a las torres para disfrutar de una magnífica vista de la península y la bahía de Trieste. Definitivamente, el lugar para las mejores vistas fotográficas, una visita obligada.

Una visita para descubrir a este músico poco conocido fuera. La magnífica casa en la que se encuentra la exposición dedicada a él es simplemente el lugar de nacimiento del famoso violinista. Actualmente, es la sede de la comunidad italiana de Piran. En la primera planta hay muchos objetos póstumos que pertenecieron al artista, como composiciones musicales, su autorretrato y su famoso violín, que le acompañaba en todas sus actuaciones. Los frescos han sido bellamente expuestos desde su renovación en 1991.

Este museo, que lleva el nombre de un gran teniente de navío yugoslavo de origen esloveno, versa sobre el mar en general y no sobre Piran en particular. Su temática gira alrededor de la evolución del equipamiento y de los aspectos técnicos de los barcos eslovenos o yugoslavos más emblemáticos. La parte de la exposición dedicada a la evolución estratégica de la marina preeslovena es de calidad, así como el estudio en profundidad de la batalla de Lissa de 1866, primer enfrentamiento mundial entre acorazados. El trabajo del ingeniero Gabriel Grüber está bien explicado.

Sólo se puede admirar a través de una puerta, a la que se accede directamente desde la plaza Tartini. Su interior es hermoso y refleja cierta sobriedad. El interesante relieve que muestra a Jesucristo entregando las llaves del paraíso a su apóstol Pedro merece una mirada atenta. La iglesia, que data del siglo XIII, ha sido objeto de varias renovaciones, la más reciente de las cuales fue realizada por el arquitecto Pietro Nobile en el siglo XIX.

Situada en lo alto de una colina con espectaculares vistas de la ciudad, el nombre de la catedral es un homenaje a san Jorge, de quien se dice que salvó a Piran de la tormenta en el siglo XIV. Desde su campanario, una réplica de su famoso gemelo veneciano, se maravillará con la vista del mar Adriático y la costa italiana y croata en el horizonte. Se accede al campanario por una escalera empinada pero bien asegurada. La vista merece la pena tras la breve subida. El paseo termina con una rápida visita al baptisterio octogonal de san Juan.

Renovado en 2011, no es muy grande, pero puede ser un primer acercamiento al mundo marino para los niños. Hay unas 140 especies, entre ellas caballitos de mar y pequeños tiburones. Los miércoles y domingos por la tarde organizan talleres educativos para enseñar a adultos y niños a alimentar correctamente a los animales marinos. Hay una exposición temporal informativa sobre las medusas, apoyada por el Fondo Europeo de Pesca y Asuntos Marítimos. A tener en cuenta en caso de mal tiempo.