MARCO POLO
La pequeña entrada del Marco Polo no augura un restaurante tan grande. En total, tres salas, la última, la mejor decorada con sus lámparas de araña, cuadros, su falso balcón y imitaciones de paredes de piedra. En cuanto a la cocina, los amantes de Italia encontrarán aquí un aire de parecido con la gastronomía transalpina. La carta está dividida, como en cualquier restaurante italiano que se respete en cuatro partes: antipasti, contorni, primi piatti y secondo piatti. Hay todo: diferentes pastas, pizzas, cordero, pollo… Una bonita sorpresa tan lejos de Roma. Otra sorpresa espera a aquellos que, por la noche, escucharán música en el piso superior. Un strip club ocupa el espacio. Hay que destacar: velada de salsa todos los jueves por la noche.