CUEVA AZUL
Antes de visitar la cueva, puede bajar los escalones a nivel del acantilado desde la carretera en los postes indicadores para admirar las vistas y la entrada a las cuevas. Justo encima de la cueva, un gran aparcamiento, algunos restaurantes y un número creciente de bazares de playa esperan al turista. Una hermosa terraza de piedra con un balcón tallado (que data del siglo XV ) ofrece un mirador ideal para observar el mar. Unos escalones conducen a las rocas, donde se puede tomar el sol. En invierno, el descenso es menos aconsejable, en primer lugar por el frío, pero sobre todo por las posibles tormentas, que pueden resultar peligrosas. En cualquier caso, las cuevas se pueden visitar en barco, lo que permite beneficiarse de las explicaciones de un guía. Los conductores son encantadores y atentos, ayudan a mujeres y niños a subir a bordo y no dudan en parar o hacer una maniobra para conseguir una buena foto. Para disfrutar de la riqueza de sus colores, se recomienda visitar las cuevas sobre las 11.30 h en verano, cuando la luz es más intensa.
La primera de las cuevas es la Cueva del Gato. El agua es transparente y poco profunda (5 metros), lo que permite ver el fondo rocoso y las algas.
La segunda cueva, la Cueva del Reflejo, se llama así porque en ella el agua refleja el fósforo, como demuestra el siguiente pequeño experimento: sumerge la mano en el agua cerca de la Cueva del Reflejo y obsérvala inmediatamente después de retirarla; habrá adquirido un inusual tono azulado (a menos que seas un pitufo...). La entrada a la Gruta Azul recuerda a un elefante con la trompa bajo el agua, y deja entrever otro acantilado. En el fondo, el coral rojo contrasta magníficamente con el azul del mar.
La siguiente cueva es Rotunda , porque su techo redondeado recuerda a la cúpula de la famosa iglesia de Mosta. Aquí, a diferencia de las otras cuevas, el fondo es arenoso. Más adelante, la roca de la cima recuerda la pezuña de un caballo. A los guías les encantaba enseñar este lugar a los franceses, porque una de las rocas se parecía a la nariz del general De Gaulle desde cierto ángulo. Hoy, sin embargo, la nariz de De Gaulle resulta menos familiar a las nuevas generaciones y la propia roca se ha erosionado. Más adelante, las paredes lisas y doradas de otra gruta recuerdan al hipogeo.
Por último, la Cueva de la Ventana Azul ofrece una vista del cielo azul a través de su abertura.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre CUEVA AZUL
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