PALACIO DEL INQUISIDOR DE BIRGU
Se encuentra en el casco antiguo de Birgu. Se trata de un edificio único que albergó al Inquisidor y al Delegado Apostólico durante más de dos siglos, ya que Malta presentaba un escenario singular en el que los Inquisidores cumplían su doble función de jueces supremos del Santo Oficio y Delegados Apostólicos que representaban los intereses del Vaticano en Malta. Entre 1574 y 1798, este palacio sirvió de teatro perfecto para un diplomático eclesiástico, de sofisticada residencia y de tribunal con un austero complejo carcelario para el Inquisidor. Hoy en día, es el único palacio inquisitorial que sigue abierto al público. Los orígenes del edificio se remontan a los Caballeros de la Orden de San Juan, quienes, cuando se establecieron en Birgu, adaptaron los edificios existentes para establecer su centro administrativo, incluida la antigua Magna Curia Castellania, en el barrio noroeste del emplazamiento actual. Tras el traslado de la Orden a la nueva ciudad de La Valeta, la Castellania pasó a manos de la Inquisición, lo que desencadenó un crecimiento orgánico que se extendió a los edificios adyacentes hasta alcanzar su superficie actual en la década de 1650. Varios inquisidores emprendieron proyectos de embellecimiento para transformar el edificio en un palazzo romano típico de los dignatarios de la Roma barroca. Esto culminó en un gran proyecto emprendido por el inquisidor Francesco Stoppani en 1733 y 1734, basado en los planos del arquitecto residente del alto barroco Romano Carapecchia. A partir de entonces, el escenario quedó establecido y los cambios posteriores estuvieron relacionados principalmente con el uso por parte de los nuevos residentes. Administrado por Heritage Malta, el lugar es a la vez una casa museo histórica y un museo nacional de etnografía.
La experiencia actual se mejora constantemente, pero todavía se puede disfrutar de un paseo por tres secciones distintas, el espacio doméstico y la cocina en la planta baja, y el piano nobile, que comprende tanto las salas formales como los aposentos privados repartidos en dos plantas. La tercera parte de la experiencia del visitante se refiere a los espacios pertenecientes al Santo Oficio propiamente dicho, incluyendo la sala de audiencias, la cámara de tortura y el complejo penitenciario. La experiencia museística se completa con el énfasis puesto en un programa de divulgación repleto de eventos y sesiones educativas, a su vez vinculados a las exposiciones etnográficas religiosas.