CUEVAS DE AMABERE
De fácil acceso desde Fort Portal, seguramente las cuevas de Amabere decepcionarán a los amantes de las grutas monumentales y a los espeleólogos aficionados a las gateras. De hecho, solo cuenta con cavidades muy modestas. Su principal reclamo son las concreciones de piedra caliza (estalactitas, estalagmitas, columnas...), que atraen a los estudiantes de geología en busca de ampliar sus conocimientos. Más allá de sus características geológicas, las cuevas están repletas de leyendas. Utilizadas como refugio en las rocas por los nativos entre 1847 y 1900, deben su fama a Nyinamwiru: de una gran belleza, esta era, según la tradición oral, la hija de un rey local, Bukuku. Preocupado por las propuestas de matrimonio a su hija preferida, Bukuku cortó los pechos de Nyinamwiru (amabere significa «pecho» en la lengua vernácula) y le desfiguró la cara para disuadir a los hombres que la cortejaban. Como no obtuvo el efecto deseado, pues un gran número de pretendientes seguía revoloteando alrededor de Nyinamwiru, el rey decidió ocultarla de los ojos concupiscentes de los hombres en una de las cuevas de la zona. Sin embargo, ni así logró su objetivo, ya que un astuto pretendiente logró penetrar en la cueva a pesar del vigilante cerbero apostado en su entrada... Así que lo que tenía que pasar, pasó: Nyinamwiru se quedó embarazada y dio a luz a un bebé, Ndahura, sin el conocimiento de Bukuku. Incapaz de amamantar a su bebé por la extirpación de sus pechos, para alimentarlo Nyinamwiru habría recurrido a estalactitas mameliformes que segregan una leche calcárea. Para terminar (o casi) la historia, Ndahura fundó la dinastía cwezi. Las cuevas de Amabere, que explorará durante una visita guiada, están situadas en una depresión de tierra verde por la que discurren las aguas de la cascada de Amabere (siete metros de altura). El precio de la visita es un poco excesivo, por lo que es mejor combinar esta actividad con la caminata al lago Saka (tres horas y media para visitar la cascada, las cuevas y los tres lagos del cráter). Esta excursión la idearon los propietarios del lugar, que disponen, además, de un precioso camping y dos agradables bandas bien equipadas (cocina, lavadora, wifi, habitaciones con aseos propios...). El sitio se encuentra a ocho kilómetros de Fort Portal; para llegar, siga durante seis kilómetros la carretera nacional que lleva a Bundibugyo, antes de desviarse por una pista a la derecha de la carretera (acceso bien indicado).
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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