LA PLAYA DE SANDY POINT Y LA CUEVA DE ROBINSON
Al final de la carretera asfaltada que conduce a los hoteles de Sandy Point, un pequeño sendero toma a la izquierda a lo largo del recinto vallado del aeropuerto. En un cruce, gire a la derecha por una pista que lleva a unos garajes que pertenecieron a NP (National Petroleum) y que aún llevan este logotipo, garajes que pueden verse desde lejos. Si se sigue recto, se llega a una pista polvorienta que gira a la derecha y conduce a la playa de arena de Sandy Point, bordeada de cocoteros y normalmente desierta por estar fuera de las rutas habituales.
Al tomar la carretera que lleva al garaje del PN, encontrará una señal que le indica la dirección de la gruta de Robinson. Siguiendo esta dirección, se pasa junto a varias casas, la última de las cuales es la de la familia Croocks, propietaria del terreno en el que se encuentra la famosa cueva, un agujero en el suelo calcáreo que realmente no es nada espectacular, sobre todo porque no hay ninguna garantía de que sea realmente la cueva de Robinson, ya que éste es sólo un personaje de ficción. El final de la historia es que el señor Croocks, ya fallecido, estaba al tanto de los rumores de que Tobago era la famosa isla descrita por Defoe. Por lo tanto, pensó que si Tobago era esa isla, entonces su cueva sólo podía ser la del hombre barbudo con gorro de piel de cabra. La Sra. Croocks cobra ahora 10 dólares de Trinidad y Tobago por la visita. Si no puede disfrutar de la cueva, la playa de Sandy Point es magnífica.