CAMPEMENT DJIDJACK
A la sombra de unos árboles grandiosos, se alzan diez cabañas redondas, de diferentes superficies y establecidas en un amplio espacio arenoso. Son amplias y confortables, y disponen de baño interior, salón y terraza privada. Están ventiladas de forma natural —las ventanas tienen mosquiteras—, pero hay un ventilador disponible para aquellos que pasen demasiado calor. En el fondo del campo, cerca de la piscina, se han instalado dos grandes tiendas de campaña mauritanas, equipadas con colchones y mosquiteras. En este espacio natural, le despertará el suave canto de los pájaros y el sonido de las olas. El desayuno en lo alto de un enorme baobab será un momento único. Las comidas, que son convivenciales, se sirven con menú cerrado en una cabaña con impluvio grande y bien conservada, que también sirve como sala de reposo, con una biblioteca y una zona de juegos. El gran árbol sagrado que vive en medio del campamento es el Djidjack. Pídale a Jean-Paul que le cuente su historia, estará encantado. Es posible acampar.