Restaurante en una zona tranquila de Rillieux con una bonita terraza.
A un vuelo de pájaro, el Saône no está tan lejos. Un barrio tranquilo de Rillieux y un establecimiento convertido en el Comptoir del Lobo Pendu. La apuesta del fine equipo: conservar el espíritu bistró poniendo a su imagen. Hay que destacar enseguida la bonita terraza con aires de guinlla con sus sillas coloridas y sus cuatro campos de petanca, así como las dos salas acogedoras con el indispensable mostrador y las mesas de madera o de formica como bistró auténtico. En el mismo espíritu, cocina auténticamente lionesa, teñida con toques de Jersey. La casa, sellada Franco-Mâchon, forma parte de los Bistrots Beaujolais, dos certificados apreciados por los amantes de las buenas cosas.
Une cuisine fait maison comme on aime !