Un matrimonio fructífero entre la belleza de un lugar, la plaza Edgar-Quinet, auténtica respiración a lo largo de la avenida Maréchal de Sajonia y sus bellas tiendas, y la pasión por la cocina de dos jóvenes chefs, Charlotte Bruyère y Matthieu Cesari, adjudicados por las mejores casas. Todos nuestros sentidos nos llevan hacia ese islote zen que respira el feng shui y el bienestar, donde el cuerpo y la mente entran en armonía para regalarse lo mejor de los productos del mercado. En efecto, aquí no hay carta, sino una cocina que se inventa naturalmente a un día, aprovechando los conocimientos excepcionales de los dos cocineros. Cuasibaja baja temperatura para conservar todas las cualidades de los buenos productos y añadidos de aceites esenciales para aromatizar las hortalizas. Fué confesado por la calidad de los preparados que valen bien las de "grandes mesas" de la ciudad. En un marco apacible donde el mineral conoce el vegetal, nos dejamos llevar por los sabores delicados que adornan nuestras papilas. También nos encanta disfrutar de los brunchs del sábado por la mañana con tres fórmulas completas y deliciosos productos caseros como esta tapenade negra, este gazpacho según el mercado, sin olvidar el té Dammann o el zumo de fruta centrífugado. Es un bonito descubrimiento inteligente que esta dirección, que pondrá tus sentidos en el escaño.
Service parfait
Cuisine au top.
Accueil chaleureux.
Allez y !