CHEZ PLUMEAU
Desde el tiempo que se oye decir, primero por nuestros padres, después por nuestra mujer, que se puede ir a ver "chez plumeau", francamente qué felicidad tener un cartel que nos ofrece un refugio a tantos horarios. En Chez Plumeau, pequeña restauración y bar de vinos, te sentirás bien. Un poco como en casa cerca de los muy elegantes Brotteaux, en este interior a la vez acogedor cosy familiar. Es sencillo, una vez instalado en el mostrador, justo delante de la escalera verde, se prolongaría gustosamente su día de gastronomía, saboreando una nueva copa de vino, mientras que nuestro plato está vacío desde hace mucho tiempo. Y si está vacía, es que estaba lleno de cosas buenas a la hora de la comida. En la pizarra estival, una ensalada Caesar, una charla limusina al chalote y sus manzanas salteadas, un tártaro de buey, una salchicha pistatea salsa al vino y una caponata a la siciliana, antes de disfrutar de una simple copa de fresas. Todo ello con una buena botella (o con una copa) de un borgoña juiciosamente elegido o de una costa del ródano de propietario. Platos caseros y mesa de huéspedes, buen vino y buena cara, todo está hecho para que te sienta cómodo, aunque se lleve un bonito bigote. ¡Vayamos a ver a Chez Plumeau!
avec des professionnels qui sont fiers de leur bon travail... les verres ont des traces de bouches, pour le plat à 19 euros o attend un minimum de qualité et pas une viande archi méga cuite dure comme une semelle et des spaghettis réchauffés, défraichis, dans une 'sauce' hasardeuse. J'ai payé en me disant qu'ils me prenaient pour une pigeonne.
le restaurant a peu de débit ce qui fait les plats cuisinés ne sont pas du jour.
très décevant