CASSEROLES ET VIEILLES GAMELLES
La nostalgia tiene buenos días, sobre todo en materia de buena cocina. En el paso de la Gran Calle, las cacerolas ya están de salida y dentro, en una primera sala, se sumerge en el ambiente de una tienda de comestibles de los años 1950. En la barra, en las placas publicitarias, en objetos diversos, nuestros padres se encuentran allí y nos encontramos con las sugerencias del día. Está bien visto y bien preparado, realizado in situ con productos frescos y se cruzarán las cocinas para convencerse. La carta cambia a menudo, pero se citará en la memoria de esta primavera un smoothie de melón y sus fragmentos de jamón crudo crujientes, una verrina de caviar de berenjenas y su emulsión de mozzarella; a continuación, un trozo de ternera, un magret de pato asado al pimiento de Espelette o una sartén de gambas descascarilladas, cilantro y anís. Interesante selección de vinos, pero también aperitivos de otra edad con el Dubonnet y el Picon Cerveza. Se abre una segunda sala, pero es el jardinet cerrado de la pared en la parte trasera de la tienda lo que nos hace quebrar. Allí, lejos de la ciudad y en otra época, se levantan las amarras.
Nous ne reviendrons jamais