Hay bondades al lado de las que no hay que pasar. Hay direcciones que forman parte del palmarés del Rité. Direcciones de excepción accesibles para todos en las que se puede, el tiempo de una comida (y más con un hotel con encanto cuatro estrellas y una zona de spa), todo olvidado y simplemente feliz. Esto es lo que produce la Bonlhordière. A pocos minutos del centro de Lyon, rápidamente accesible por la A 6, se encuentra el centro de Limonest, esta casa con encanto. En el centro del pueblo, la gentilhordiere abre las puertas de otro mundo. Aparcamiento privado que nos conduce directamente a una terraza, naturalmente sombreada, totalmente sublime, donde es absolutamente necesario instalarse en el buen día. Alrededor de las mesas con elegancia te parecerías en el Luberon. La belleza de la gran sala del restaurante ofrece el mismo ambiente refinado, acogedor, mientras que la acogida de la adorable señora Pipon siempre es tan acogedora y el servicio preventivo se ocupa de nuestro bienestar gastronómico. Porque si vienes a la Genlhordière, no sólo es para el entorno, la decoración y el ambiente, sino también para saborear la cocina de un auténtico Maestro Restaurador que sólo trabaja en bonitos productos frescos. A la carta, el chef nos propone pétalos de bogavante sobre un tártaro de abogado y mango, una ensalada crujiente con cangrejos y cítricos, seguidos de una langosta asada y lacado con su bisque, una pluma de cerdo ibérico y lacado con su bisque, una pluma de cerdo ibérico Bellota, salsa de cranbería y jarabe de arce. buey, reducción al beaujolais rojo aromatizado con aceite de trufas, para terminar con un vacherin renovado con frutas de temporada, helado doble crema, merga y fresas. Buena carta de vinos. Para un almuerzo de negocios o una cena romántica, la gentilhordiere es un encanto, un paraíso oculto que hay que descubrir con el obispo.
Dommage, un chef qui crie un peu "fort" sur ses cuisiniers, une patronne très souriante en salle mais nettement moins en cuisine.
Même si c'est souvent le cas des restaurants, on ne le voit pas.
Il vaudrait mieux ne pas mettre de baie vitrée entre la salle et la cuisine, comme ça ce qu'il s'y passe y reste !
Ça gâche un peu le repas, on a de la peine pour ces petits cuisiniers.
Mais le homard est a essayer de toute urgence !