L. FARRAYRE
Una tienda a la antigua que está bien encerrada desde el reciente cierre de su vecino, Titin, el otro pilar de la memoria comercial ancestral de la bonita plaza peatonal del mercado. En cualquier caso, este lugar carecería mucho de encanto sin la casa L. Farrayre todo para la limpieza. Es como un faro, el guardián de las tradiciones domésticas y entre los más bonitos, los más fotografiados y visitados del casco antiguo. La tienda, con una fachada ocre descubierta, con sus objetos colgados en las paredes, atrae a los turistas. En la calle se alinean una colección de cestas de mimbre, carretas con ruedas y puerta-botella. En el interior, es una cueva de Ali Baba: utensilios de cocina de todo tipo, tartas de hierro fundido, calteras, cafeteras italianas, bols, pastas de email, frascos de leche… Una ferretería de antaño (sin clavos ni los vivos) llena de encanto, como en la bella época de las "Treinta Gloriosas" donde toda Francia atravesaba a pie, a caballo o en coche el centro de Montélimar.