CATEDRAL DE NOTRE-DAME-DE-L'ANNONCIATION
Catedral de Notre-Dame-de-l'Annonciation, declarada Monumento Histórico, famosa por sus agujas de 81 metros de altura.
Construida entre 1474 y 1507, la antigua colegiata es un ejemplo puro de arquitectura gótica flamígera. La fachada está densamente decorada con materiales alternados, creando un juego de colores, siendo el rosetón un buen ejemplo, hecho de piedra blanca y negra. Sus vidrieras, pinturas, capillas laterales y estatuas lo convierten en un lugar especialmente interesante para visitar. Para ver en prioridad, la vidriera de Santa Catalina o de los Duques, dos crucifixiones, los diez mil mártires del Monte Ararat, Santa Isabel de Hungría, la Virgen en majestad, la familia Popillon, el árbol de Jesé y la Última Cena en la Capilla de la Parroquia. Otras curiosidades: la capilla de la Virgen Negra, en la que se puede admirar un bajorrelieve de madera policromada que relata la muerte de la Virgen, la sepultura de piedra policromada y dorada, así como la capilla de la Coronación que contiene los objetos utilizados por el obispo para ejercer su ministerio: báculo, copón, casulla. La catedral cuenta también con numerosos cuadros, dos óleos sobre madera que representan el tríptico de Belén y el tríptico de los Aubéry, óleos sobre lienzo, la decolación de un santo, una hermosa pietà de 1613, el arcángel Gabriel, San José en adoración ante el Niño, la Virgen de los Cartujos y Judith y Holofernes. Juana de Arco en mármol y el gran órgano Merklin de 1880 y el famoso tríptico del Maestro de Moulins. Ubicada en la capilla conocida como Capilla del Obispo, a la izquierda cuando se mira el coro, esta obra maestra pura sigue despertando tanta pasión y asombro. Se trata de una pintura sobre madera, realizada en 1498, de inspiración flamenca, aunque los rostros recuerdan a la escuela florentina. Es el maravilloso resultado de un encargo del duque Pedro II y su esposa Ana de Francia, que aparecen arrodillados a ambos lados del tríptico. El duque de Borbón está en compañía de San Pedro, Ana de Beaujeu parece estar protegida por Santa Ana. En el centro, la Virgen en la gloria, con los ojos bajos, sostiene en sus brazos al niño Jesús, a quien se presenta la noble pareja. Destaca sobre un fondo de sol, un cielo con los colores del arco iris y doce ángeles que le dan una perspectiva impactante. Cuando el tríptico está cerrado, sus postigos muestran una suntuosa Anunciación en grisalla. La sala contiene un Cristo relicario de marfil del siglo XVII, otros dos trípticos de Aubéry y Belén, este último atribuido a Joos van Cleve, pintor flamenco del siglo XVI.