Una hermosa dirección que ha conservado todo su encanto ofrece comidas de negocios en Avignon.
Muy bien situado, muy eficaz para los turistas y las comidas de negocios (previa reserva). En esta velada estival, aunque ha habido que poner el precio, el contenido del plato nos ha hecho pasar un buen momento, ha habido muchas atenciones, especialmente en el nivel del servicio. Pero hay que constatar que esta dirección es a veces criticada por su falta de regularidad en la acogida, en el plato, en el vaso. En buenos aviñones de cepa, regresamos un viernes a la noche de noviembre para degustar la meseta del eslabón. A la vista de esta meseta, hemos preferido bajar a la carta-fórmula a 48 euros- nada que ver con el Moutarer de este verano. Las porciones son minúsculas de la nueva cocina de los años 80, las cocciones cerradas y las salsas bastante gruesas y grasas: ravioles de ternera de ternera a las setas, un "mini" semipaloma y una dorada en corteza de nueces. En postre: coings que parecen más a manzanas, una pera bonita Helena revisitada cuyo chocolate parece ser cacao relajado al agua… El servicio, sin embargo, realizado por uno de los patrones, resulta igualmente torpe. A creer que, fuera de la temporada turística, la relación calidad-precio sufre cierta degradación. Es una lástima en este marco que, además, conserva todo su encanto.
Petit plus sur la tarte citron déstructurée ????