¿Se siente irresistiblemente atraído por las aguas azules de la Costa Azul? Los hoteles Mercure están preparados para acogerle respetando la normativa sanitaria para su pequeña escapada mediterránea a principios de verano. ¿Quiere disfrutar de los encantos de la Provenza durante unas vacaciones de montaña y mar? Diríjase alhotel Mercure Nice Centre Notre-Dame para dejarse encantar por Nissa la bella. Relajación, experiencias culinarias y paseos por la Bahía de los Ángeles le esperan bajo un cielo espléndido y un sol generoso.

Un hotel con vistas panorámicas

Situado en el corazón de la ciudad, elhotel Mercure Nice Centre Notre-Dame le da la bienvenida en una decoración moderna dominada por el azul. Si evoca las famosas sillas de la Promenade des Anglais y las aguas del mar Mediterráneo, el azul es también un color tranquilizador, que invita a la relajación. No es casualidad, ya que este hotel de 4 estrellas ha sido enteramente diseñado para proporcionarle momentos inolvidables de relajación. Además de sus habitaciones y zonas comunes interiores con todas las comodidades necesarias, incluida una sala de fitness para mantenerse en forma durante su estancia, este establecimiento se distingue por sus increíbles espacios exteriores. Como una de las mejores azoteas de Niza, la del Mercure Nice Centre Notre-Dame está dedicada a la diversión y la relajación. Puede darse un chapuzón en la piscina y relajarse en el jacuzzi mientras disfruta de una vista de 360° de la ciudad. Además de los placeres de la natación, podrá sentarse en la terraza del bar Sky Lounge mientras contempla las torres de la basílica de Notre-Dame. Otro importante activo de este hotel de Niza es el jardín privado de 2.000 m², donde podrá disfrutar del sol en una magnífica zona de flores y vegetación en el centro de la ciudad.

Además de ser un hotel con piscina y techo panorámico, elMercure Nice Centre Notre-Dame cuenta con la certificación AllSafe, que le garantiza una acogida en las mejores condiciones respetando las medidas sanitarias. El desayuno se servirá en la comodidad de su habitación. Este establecimiento tiene la ventaja de estar muy cerca de la estación de TGV, a 5 minutos a pie, y del aeropuerto de Niza-Costa Azul, al que se accede en 20 minutos en tranvía. Tanto si decide alojarse aquí por negocios como por turismo local, podrá disfrutar de una llegada y una salida rápidas y sencillas.

Los encantos de la vieja Niza

Una vez que haya dejado el techo panorámico del hotel Mercure y haya visto de cerca la basílica de Notre-Dame, situada enfrente, podrá llegar al pintoresco barrio de Vieux-Nice. Para llegar a ella, hay que dar un paseo de diez minutos, pasando por las calles repletas de boutiques de lujo del Carré d'Or si se quiere hacer un poco de window shopping. A continuación, verá el famoso damero de la plaza Masséna, dominado por la estatua de Apolo que adorna la Fuente del Sol, y podrá empezar a explorar la Niza antigua. Auténtico laberinto de colores veraniegos, el barrio histórico de la capital de la Costa Azul tiene un toque italiano con sus callejuelas en las que la ropa cuelga de las ventanas y en las que hay una refrescante sombra en los calurosos días de verano. Estos agradables paseos se verán reforzados por las pausas en las terrazas escondidas en el corazón del barrio. Puede sentarse en una de las mesas de la encantadora plaza Rossetti para disfrutar del frescor de su fuente y de la vista de la catedral Sainte-Réparate. Más cerca de las playas, un ambiente diferente le espera en Cours Saleya, el lugar más popular y animado de Vieux-Nice. Este mercado de flores y alimentos es una explosión de colores y olores mediterráneos. Puedes ir de 6 a 17.30 todos los días excepto el lunes, a no ser que te guste regatear. Los puestos de frutas y flores del Cours Saleya son sustituidos por un mercadillo al principio de cada semana.

Buenos sabores

De repente, un cañonazo le despierta de su paseo al estallar sobre Vieux-Nice. Esto significa que ya es mediodía. Esta tradición local se remonta a mediados del siglo XIX, cuando el lord inglés Thomas Coventry hizo disparar un cañón para recordar a su esposa que era hora de ir a comer a casa. Escuchar este disparo es una buena excusa para sentarse a cenar. Si todavía está en el Cours Saleya, puede probar la famosa socca, una especie de pastel de garbanzos cocinado a fuego de leña. ¿Quiere descubrir otras especialidades locales? Diríjase a uno de los restaurantes con la etiqueta "Cuisine nissarde". En establecimientos como Lou Balico, Le Tchitchou o Lu Fran Calin podrá disfrutar de la ensalada Niçoise, el pan-bagnat, la pissaladière, los daubes, las ratatouilles y los buñuelos de flor de calabacín. Todos estos establecimientos están preparados para recibirle en la terraza y en el comedor cumpliendo la normativa sanitaria. ¿Un buen helado para que todo desaparezca? Elija los conos caseros y los helados al estilo italiano de Azzurro

Un paseo por el campo y por el mar

¿Qué mejor manera de hacer la digestión que un paseo en plena naturaleza? Con vistas al casco antiguo de Niza, la colina del castillo es el lugar ideal para usted. La subida puede ser difícil, pero puedes refrescarte por el camino gracias a las gotas que proyecta su cascada artificial. Su esfuerzo se verá recompensado una vez que llegue a la cima, cuando pueda contemplar la Vieja Niza, la playa y la Bahía de los Ángeles extendida bajo sus pies. También puede sumergirse en el pasado de la capital de la Riviera explorando las ruinas de su antigua ciudadela y descubriendo su historia leyendo los paneles explicativos. ¿Prefiere pasear por la arena y admirar las ondulaciones del Mediterráneo? A continuación, opte por un paseo por el famoso Promenade des Anglais. Al sentarse en una de sus sillas azules, no podrá evitar soñar despierto con la extensión azul de la Bahía de los Ángeles. El nombre de esta bahía no evoca la aparición de querubines alados en la zona, sino la presencia del pez ángel, una especie de tiburón que solía quedar atrapado en las redes de los pescadores del siglo XIX. Sin embargo, al sentir los rayos del sol de Niza en su piel y escuchar la suave brisa que sopla entre las hojas de las palmeras, probablemente sentirá que ha encontrado un pequeño rincón del paraíso. Cuenta la leyenda que Adán y Eva fueron enviados a Niza tras ser expulsados del Jardín del Edén para no estar demasiado lejos de casa. Lo crea o no, una cosa es segura: ¡Nissa la bella le promete una estancia divina!

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